Dos colosales hormigas subieron desafiantes al ruedo de arena y asfalto.
Ellas no se amedrentaron ante la muchedumbre, todo lo contrario. Preparadas
para la batalla más feroz, las gladiadoras enseñaron sus negras y relucientes
corazas, alzaron sus antenas como arpones, esgrimieron sus patas como múltiples
lanzas. Un niño pequeño las observaba divertido. Desde su altura se sentía
gigante, poderoso. Primero las sentenció señalándolas con el dedo. Luego las
ejecutó, aplastándolas.
La foto es obra de Earthquakeboy.
Pobres, ellas creyendose gigantes...pero que no se descuide el niño, siempre hay alguien más grande.
ResponderEliminarUn abrazo!!
Has dado en el clavo, Juanlu. Siempre hay alguien más grande.
EliminarUn abrazo.
Es lo que tienen los gigantes, que se creen poderosos.
ResponderEliminarEstupendo micro, Sara.
¡Ah! Sólo te faltan las tres palabras centrales para resolver el enigma. Ánimo, que tú puedes ;-)
Un beso.
Y es lo que tienen los poderosos, que se creen gigantes.
EliminarEste fin de semana me pongo a resolver tu enigma. Así voy calentando para enfrentarme con libro :-)
Besos.
Son vencedores vencidos, que pueden matar pero no imponerse al espíritu libre...
ResponderEliminarUn abrazo, Sara.
Por suerte todavía no nos pueden quitar el espíritu libre, aunque nos maten.
EliminarUn abrazo.
Descomunal metáfora encierra (y abriga) este micro. La existencia es una cuestión de perspectivas, no hay ningún impedimento lógico para que haya fuerzas que nos vean desde algún sitio como el niño a las hormigas.
ResponderEliminarEl punto de vista es la semilla de la realidad.
Abrazos.
Y muchas gracias.
Somos tan minúsculos ante la inmensidad del Universo. Pero nuestro ego es más grande aún...
EliminarUn abrazo.
Buen texto que diluye las ilusorias categorías que establecemos para organizar nuestra estrecha realidad. La palabra descomunal puede aplicarse a lo pequeño tanto como a lo gigantezco. Y, por otra parte, el afán de dominio y destrucción de lo humano.
ResponderEliminarMi abrazo!
Ellas son las más grandes entre las hormigas y así se sienten: gigantes. Y nosotros, cuando más pequeños nos sentimos, más nos fascina tener la oportunidad de ser poderosos.
EliminarUna alegría verte por aquí, Eva. Un abrazo.
Un micro muy educativo, nos creemos grandes e importantes, pero siempre hay alguien que lo es más que nosotros. Pobres hormigas, tanto prepararse para la lucha y ni tiempo les dió el niño para iniciarla. Es un poco como nosotros cuando nos dedicamos a hacer grandes planes de futuro, y de pronto en un momento todo se viene abajo.
ResponderEliminarBesos desde mi mar,
Todos de pequeños hemos querido ostentar tal poder, aunque fuese una vez, también con moscas, lagartijas... no sé, sádicos que no despide la naturaleza al mundo. Menos mal que luego muchos nos reformamos, que sino...
ResponderEliminarMe gustó como recreaste el ambiente como si fuese un combate de boxeo.
Un abrazo, Sara.
Sí, menos mal que vamos tomando más consciencia de ello a medida que crecemos (algunos :-)
EliminarUn beso.
Disfrutemos de nuestro momento de gloria como auténticos colosos antes que nos aplasten. Que siempre hay alguien por encima, lo sabemos. Ignorémosles y disfrutemos, y si se ponen a tiro...démosles un buen mordisco. Torres más altas cayeron :))
ResponderEliminarBesos
Es fácil sentirse poderoso antes los débiles.
EliminarY si juntamos nuestras fuerzas como las termitas, podemos derribar torres enteras, como dices.
Un abrazo.
Por cierto, la foto de las hormigas con sus sombras tan perfectas, me fascina.
ResponderEliminar¡Enhorabuena a Earthquakeboy!
A mí también me encanta la foto. Y no es el efecto del zoom, son hormigas enormes en realidad, de una zona desértica.
EliminarEs de esperar que el niño madure y que cuando así lo haga cambie su conducta. Aunque eso, lamentablemente, nunca puede darse por seguro.
ResponderEliminarAbrazos, Sara
Lo importante es que cambie no solo porque le digan que eso no se hace, sino porque así se lo dicta su consciencia.
EliminarUn abrazo.
La perspectiva desde la que mirar el mundo, puede hacer grande lo pequeño y viceversa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, todo es cuestión de perspectiva. Cuanto más alto estamos, más pequeños e insignificantes nos parecen los demás.
EliminarUn abrazo.
Hola Sara! te leo siempre, me encantan tus microrrelatos :) cuando puedas pasa por mi blog, así me manifestas tu sincera opinión. Un Abrazo enorme
ResponderEliminarHola Julián. Ya me he pasado a visitarte y te dejé allí mi comentario. Un beso. Y gracias por leerme :-)
EliminarYo de niño también creí ser gigante, y hacía lucha de hormigas. Así me quedé... Luego creces y descubres que gigante sólo es el dinero. Muy bueno, Sara.
ResponderEliminarUn abrazo, Sara.
De niños siempre buscábamos las cosas que nos hicieran sentir grandes, porque eran demasiadas las que nos hacían sentir pequeños.
ResponderEliminarGracias, Miguelángel. Un beso.
La existencia es una cuestión de perspectivas, tu micro lo refleja muy bien.
ResponderEliminarBesitos
Gracias, Elysa. Un beso.
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