Llevaba horas sentado. Su cuerpo crujía adaptándose al frío metal
que se retorcía entre sus posaderas. Cada tanto creía oír su nombre a través de
los altavoces y se levantaba a comprobarlo; pero al rato regresaba, frustrado,
a su silla ya calentita. En una de esas ocasiones, al volver, su silla había
sido ocupada por otro. Contrariado, juró no moverse de su nuevo sitio hasta que
efectivamente lo llamaran. Se sentó sobre su bolso, puso su abrigo de respaldo
y se arrellanó como pudo en el asiento. En sueños creyó oír su nombre, pero no
se levantó a confirmarlo.
Una iniciativa de:
LA COLINA NARANJA (Miguel Torija) y EXPLORANDO LILLIPUT (Rosana Alonso).
Sara, esperar en urgencias de un hospital es poner a prueba nuestra paciencia, además de que tus males se acentúan, te aparecen nuevos por culpa de esa espera infinita.
ResponderEliminarMe gustó y espero, que pasados unos años, no nos tengamos que lamentar por no poder ir al médico, ya que no lo podremos pagar.
Besos.
Este micro lo escribí hace un tiempo, después de una experiencia parecida. Lo peor fue que después de esperar varias horas a que me atendieran en urgencias, me dijeron que ya era tan tarde que se había ido el especialista, y que solo él me podía atender, así que debía volver el día siguiente :-) Esto pasa en los Hospitales cuando están colapsados...
EliminarUn abrazo.
Me gusta el doble juego del título y la situación surrealista en la que llega un momento en el que el "paciente" olvida ya para qué ha ido allí. A sus pieses, contundente micro. El mío también va de la atención (o desatención sanitaria).
ResponderEliminarAbrazo
Veo que hemos tratado el mismo tema... Aunque somos conscientes de que debemos ser "pacientes", hay situaciones en que llegamos al límite.
EliminarPero fuera de casos puntuales, la sanidad española es buena. Esperemos que nos sea posible mejorarla.
Un abrazo.
Como dice Rosana, contundente. De esta situación sé bastante te lo aseguro. Bien contada.
ResponderEliminarBesitos
Lamentablemente todos pasamos por esa situación en uno u otro momento.
EliminarUn abrazo.
La "desatención sanitaria", como bien dice Rosana, ya roza lo criminal en mi país. Protesten, griten, escriban, hagan marchas: de todo corazón deseo lo mejor para el pueblo español.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Es una pena, Patricia. No sé como están allá las cosas ahora. Pero si están peor de como las recuerdo...
EliminarUn fuerte abrazo.
Y lo peor es cuando no lo vives en primera persona, cuando lo vives en la carne de tus hijos, de tus padres... me gusta Sara tu micro indignado.
ResponderEliminarUn abrazo
Tienes razón, Paloma. Cuando lo vives en la piel de los demás es peor.
EliminarBesos.
Qué bueno, Sara. Fantástica esa paciencia del paciente paciente. Quiero entender que ya no se levanta, tan cansado está que igual hasta se lo ahorra la seguridad social. Algo de esa táctica debe entrar en esos recortes.
ResponderEliminarMuy bueno. Un abrazo.
Dormir es una buena forma de esperar... El problema es que si se te pasa la vez, nadie se preocupa por ti. Como dices, es una buena táctica para que desistamos de ir a las urgencias :-)
EliminarBesos.
Hay veces que nos hacen esperar tanto en urgencias que se nos cura hasta el mal que llevábamos...
ResponderEliminarBesos1000
Ellos dicen que si te cansas de esperar y te vas, es que no estabas tan enfermo. Y si logras esperar indemne tantas horas hasta que te atiendan, es que no estabas tan enfermo :-)
EliminarBesos.
Creo que doblemente paciente, por enfermo y por paciencia, porque hay que echarle mucha cuando vas a urgencias.
ResponderEliminarBuen micro Sara, un abrazo,
Mucha paciencia, sí. Y si se reduce personal y hospitales, más.
EliminarUn abrazo.
Una pesadilla eso de los hospitales. Lo has contado tan bien que voy a leerlo de nuevo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es mejor no tener que pasar a menudo por allí...
EliminarUn abrazo.
Debería levantarse a comprobar su nombre portando la silla en sus posaderas como caparazón de tortuga, así se podría asegurar de la posesión de ese bien tan preciado como pueda ser una incómoda silla en las largas esperas hospitalarias.
ResponderEliminarUn besote Sara
Lástima que las sillas están ancladas al suelo :-)
EliminarUn beso.
Tremendo, Sara, pues si al final no se levantó es porque no pudo, la enfermedad le había triturado ya la voluntad. Salvo que se cargen la democracia, privatizandola, no creo que duren otra legislatura.
ResponderEliminarPor cierto, muchas gracias por añadir un dibujo más al concurso 99 palabras, por la parte que me toca.
Dicen que las urgencias que no son graves pueden esperar; el problema es que algunas, esperando, se agravan...
EliminarYo había enviado cinco dibujos justamente porque me parecía que al cuarto y al quinto puesto no les llegarían apenas premios, así que cuando vi había dos quintos, enseguida envié otro más. Un placer.
Abrazos.
Dicen Sara, que la paciencia es una virtud, lo que no nos dicen es la cantidad de muertos que hay por esa causa.
ResponderEliminarBuen micro para los indignados,
y yo creo que el pobre hombre echaría una larga siesta...
Besos Sara.
Hay muchos muertos por esa causa, tantos como por el estrés...
EliminarGracias por tu comentario. Un abrazo, Laura.
El paciente que de verdad te inquieta, es el que está tan blanco y sudoroso que su cuerpo grita atención, o aquel tan pasivo que su cuerpo indica que ya se rindió.
ResponderEliminarLas largas esperas se harán cada vez más y más largas en las salas de espera da vez más y más llenas. Tu descripción está muy bien narrada.
Un abrazo.