Mariela tiene una arriesgada
obsesión por las alturas que la lleva, día tras día, a tentar a la gravedad. Vive
continuamente en la cuerda floja, sin temor a caer.
Como los pájaros, ella
también sabe de tejados, de cornisas, de barandillas de balcón y de tendederos.
Como los pájaros, Mariela
ha decidido posarse hoy en el cable de la luz.
Este texto participa en los Viernes creativos, de Escribe fino,
Qué bueno, Sara. Muy evocador. Me siento un poco Mariela, ahí, en la cuerda floja.
ResponderEliminarBesos
(Anita Dinamita)
Es bueno estar un poquito así, en la cuerda floja. Estamos tan acostumbrados a nuestra seguridad que sentir a veces ese vértigo de no saber que sucederá en el siguiente paso, es "vigorizante". Aunque los cables de la luz, mejor dejarlos para los pájaros :-)
ResponderEliminarUn abrazo, Anita.
Me gusta. Tiene un gran simbolismo.
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