Con este microrrelato participo en septiembre en el IV Certamen de Relato Corto
Podéis leerlo publicado aquí.
—Volviendo al tema de su participación en la guerra,
señor Krausser. ¿Por qué no apretó el gatillo en aquel pelotón de fusilamiento?
¿Compasión, miedo, empatía con esa pobre gente…?
—Sí que apreté el gatillo, señorita Steven. Solo se me
encasquilló el arma.
—Pero… ¿es usted consciente de que este cambio en su
confesión podría suponer la reapertura del juicio que hace más de cincuenta
años lo absolvió de crímenes contra la humanidad?
—A esta altura ya no importa, mi estimada jovencita. Soy
demasiado viejo para ir a la cárcel. Además, me gustaría que a mi muerte me
recordaran como realmente fui.
Ilustración del mes para el Certamen
obra de Laura Garrido.
La cercanía de la muerte derrumba a cualquiera. Me pregunto si las penitencias se acumulan como las tarjetas del fútbol. ¿Nuestro amigo Krausser se va a ir de rositas?
ResponderEliminarMe gusta la idea y la presentación.
Felicidades, Sara
Si ni la justicia de la sociedad ni la de su consciencia consiguen que pague por sus malas acciones, quizás exista la del "más allá", o se reencarne en una rata de laboratorio...
EliminarGracias por comentar, Luis.
Un saludo.
Un final muy ambiguo, que me deja con la duda de si es arrepentimiento o que ya que no va a afrontar las consecuencias se la trae al pairo reconocerse un **** Un relato muy interesante. Suerte con él.
ResponderEliminarSaber cuáles son las verdaderas intenciones de una persona, las razones que tiene para decir esto o aquello, eso es difícil siempre, Miguel Ángel.
EliminarUn abrazo.
Demoledor. Al final el arma se des-encasquilló. Me gusta mucho esta pagina de micro relatos. Memorizare el camino para volver. Salud y saludos.
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