Ejercicio literario propuesto en los "Viernes creativos" del blog: El Bic Naranja
Me acuerdo
de cuando mi abuela mató a mi gata. Le puso vidrio picado en la comida. Lo supe
porque cuando volví de la escuela me encontré los restos en el plato del jardín
en el que yo solía ponerle las sobras. Y había también vómitos de sangre entre
las hierbas y sobre el muro bajo que separaba la casa con la del vecino. Lloré,
claro. Y la tristeza era tan grande como la rabia. Yo tenía unos seis o siete
años por aquel entonces, y había acogido a esa gata callejera unos meses atrás.
Venía a visitarme al patio todas las tardes. Yo la alimentaba e intentaba
acariciarla. Era algo arisca, pero de ojos profundos y cálidos. El pelaje negro
le brillaba tanto que no recuerdo bien la distribución de sus manchas blancas.
La gata se quedaba conmigo mientras yo examinaba los insectos, escarbaba en la
tierra con un palito o me sentaba a comerme un mango anaranjado y fibroso que
acababa de arrancar del árbol. Mi hermano decía que la gata era igualita a una
que habían mandado en un cohete unos años atrás, que él lo había visto en una
revista. Por eso aquella fatídica tarde me obligué a pensar que ella no se
había ido al cielo, (que de allí no se volvía), sino que había viajado muy, muy lejos:
al espacio.
Un recuerdo triste, pero muy bien recordado Sara. Me ha gustado volver por aquí, recordar viejos momentos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por la visita, Yashira. Y por tu comentario. Un abrazo.
EliminarUn gusto disfrutar de tus letras.
ResponderEliminarGracias, Miguel Ángel. Un abrazo.
ResponderEliminarTus palabras, cargadas de ayer, son reflejo de lo que todos queremos. Que estén lejos, sí muy lejos...pero viviendo en un firmamento.
ResponderEliminarUn abrazo
Es bueno dejar aflorar recuerdos, Albada. Aunque puedan llegar a ser tristes, son vivencias que nos han forjado como somos.Siempre que los miremos con la distancia y madurez necesaria.
EliminarUn abrazo.
Pues ese cohete lo hubiera apuntado hacia la puñetera abuela.
ResponderEliminarSara, cuanto tiempo!!!
Besos
Hola Torcuato. Es verdad, ¡¡cuánto tiempo!!
EliminarAy las abuelas, no todas se ajustan al ideal que tenemos de ellas...
Un abrazo.