lunes, 18 de julio de 2011

Tiempo en casa

Desmenuzas el tiempo con la comida de tu bebé. Lo troceas con la comida del mayor. Lo condimentas con la cena de tu marido que llega otra vez tarde. Lo envenenas con los celos y la insatisfacción que ingieres. Lo matas con una pastilla para dormir.




10 comentarios:

  1. Todo en su justo momento y de la manera adecuada, como debe ser. Una sola pastilla no mata pero si la adereza con los celos y la insatifación es mortal.
    Estupendo, Sara.

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  2. Ese transcurso de una vida a través de las comidas está muy bien. Me ha gustado Sara.

    Un abrazo.

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  3. Lo leí primero en el fb!
    Me ha encantado, Sara. Se lee como algo "inapelable" duro como una roca, algo que es así y no tendrá fuerzas para mejorar.
    Muy duro.

    Abrazos

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  4. Demoliendo el tiempo, que casi es un ser vivo, acaso el más vivo de todos los seres. Lo enlazo desde mi Twitter

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  5. Una sola pastilla no mata, Elysa. Pero sí mata ese tiempo interminable de la noche de la protagonista. Y por la mañana, vuelta a empezar.

    Me alegra que te haya gustado, Nicolás. Así pasa el tiempo de este ama de casa, entre comida y comida...

    Hola Patricia. La protagonista del relato está inmersa en una profunda depresión y no ve la salida. Pero siempre la hay.

    Hola Armando. El tiempo puede ser tan dúctil o tan rígido como nosotros lo veamos.

    Gracias por vuestros comentarios.
    Abrazos.

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  6. Yo entiendo lo que entiende el personaje por soledad. Habla de una soledad más bien física. A ella la soledad física le lleva a la del alma. A mi abre a la compañía del alma. La compañía es dar ese paso, saltar esa distancia. La palabra nos deja solos, pero la palabra no lo es todo...

    Besos, Sara.

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  7. Gabriel Palafox/Fco. Rodríguez Tejedor19 de julio de 2011, 13:04

    Hablas Sara, sin duda, del tiempo circular. Aquel que ni empieza ni se acaba. Donde el presente es igual al pasado, separándolos solo un momento mil veces repetido. Cuando llega el tiempo circular la vida y la muerte parecen ser la misma cosa: la inmovilidad eterna. La carencia de alternativas y la resignación absoluta. El tiempo, que es lo único que tenemos (¿qué es una persona sino solamente un tiempo que vivir?, ya no vale nada. Y lo más fácil es matar el tiempo con una pastilla "matatiempos", como dices.
    Muy triste y muy verídico. Y muy bien contado en cuatro pinceladas.
    Un abrazo. Gabriel Palafox

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  8. Durante el sueño se le aparecieron nuevas recetas para su bebé y su mayor. Corría a la plaza a comprar donde aquel tendero de sonrisa impoluta le guiñaba un ojo mientras le colocaba las viandas en la bolsa. Al llegar la noche y tras un duro día, se servía un vino mientras esperaba la llegada de su marido. Para entonces, los efectos del vino lo transformarían en ese principe azul del que se enamoró ya hace muchos años. Dormida en su regazo, esperará un nuevo día con el siempre recuerdo de su tendero.
    Un abrazo Sara

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  9. Hola Amigo mortal. La soledad puede ser terrible cuando uno supone estar acompañado, sin embargo, cuando la soledad es buscada es bien distinto; como tú dices, se disfruta.
    Un beso.

    Sí es eso, Francisco, de lo que habla el texto. De ese tiempo cíclico, repetitivo, de días y noches iguales. Lo describes tú muy bien en tu comentario. Un abrazo.

    Hola, Cormorán. Me encantan tus finales alternativos. Son frescos y espontáneos. Y, sobre todo, añaden siempre la esperanza que le falta a este tipo de relatos.
    Besos.

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  10. Me encanta la idea escondida de que el tiempo es lo que uno hace con él. Has descrito en qué se le va el tiempo de una forma poética y a la vez literal. Desmenuza, trocea, condimenta, envenena y mata retazos de su tiempo. (Se me ha ocurrido echar un vistazo ahora que no estarás, pero procuraré no pasarme para que no te encuentres la bandeja llena) Saludos.

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