La mentira comienza con un
simple hilo suelto que da vueltas y vueltas sobre sí mismo hasta que forma un
inmenso ovillo con el que tejemos la red de nuestra propia trampa. Ernesto lo
sabe: hace tiempo que se encuentra atrapado en esa oscura maraña; y junto a él,
su mujer, que ha caído presa de sus enredos. La amante —harta de sentirse
postergada— ha decidido cortar rápidamente con esta situación. Se acerca a
ellos con unas tijeras.
que fácil y así de simple, a golpe de tijeras.
ResponderEliminarEl dibujo, la amante, me recuerda a una mantis religiosa, tan espigarda!
Así de simple, cuando las cosas no funcionan, hay que cortar por lo sano :-)
Eliminar¡Una mantis! Puede ser, porqué no...
Gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Eso es, que corte la maraña hecha a base de mentiras y que luzca la verdad.
ResponderEliminarMe gusta especialmente la ilustración, Sara.
Un beso.
Unas buenas palabras afiladas diciendo la verdad hacen muy bien de tijeras :-)
EliminarMe alegra que te guste este dibujo. Es de esos espontáneos y rápidos, de los que suelen expresar más.
Un abrazo, MJ.
Sara, las mentiras son un mal endémico capaz de marchitar cualquier relación, además el riesgo de mentir constantemente es perder el norte y vivir realidades nada aconsejables.
ResponderEliminarBuen giro de tuerca con los dobles sentidos.
Un beso.
La mentira es como la carcoma...
EliminarMe gusta jugar con los dobles sentidos, con lo metafórico y lo literal.
Un beso, Nicolás.
Me gusta el doble juego del "arma". Además la sutileza de la ilustración hace imaginarnos a un amante singular, hábil, delicada. Seguro que no dejará ninguna mancha de sangre.
ResponderEliminarMe parece bellísima la "geisha". Los tonos vaporosos de la bata lila de gasa, embellecen cualquier crimen.
Un beso.
Una geisha... Tiene un aire, sí. Los tonos lilas, no sé por qué, me parecen perfectos para expresar ese estado de ánimo: determinación, rabia, venganza pero con esa delicadeza y singularidad que tú expresas.
EliminarUn abrazo, Petra.
Hola Sara:
ResponderEliminarEl triste hombre no escatimaba en esfuerzos, y a veces conseguía sorprender a las dos, pero casi siempre hacía el amor como un reloj al que le queda poca cuerda, la misma que su amante se disponía a cortar. A parte de la vida sexual, él era ya un moribundo: La amante admitió que si se casaba con él, el poco sexo que ahora disfrutaban como amantes se agotaría al vivir juntos. Claro que él trataría de ofrecerle compensaciones, las mismas que ahogaban a su resignada mujer - el muy hipócrita era bondadoso, generoso y considerado con ella - pero ¿ bastaría con eso ? Su mujer, en cambio, estaba muy lejos del ocaso sexual; siempre había tenido una vigorosa sensualidad y ahora sus deseos y apetito parecían haber cambiado. Si, él era ya un moribundo para ambas...De modo que tanto daba quién cortara el débil hilo que las separó para siempre de él aquella noche...
Un abrazo fuerte.
Plas, Plas. Genial, Amigo mortal. Muy interesante tu continuación del texto. Sí, los gustos cambian. Él ya no tiene por qué ser el protagonista de la historia, a acabado por cansarlas a ambas...
EliminarUn abrazo.
Fantástico Sara!!!
ResponderEliminarGracias, Montse. Un beso.
EliminarHuau!
ResponderEliminar¿Eso es bueno? :-)
EliminarBienvenido, Frank
Un saludo.
Hola
ResponderEliminarVengo de blogs amigos.
Me encantan los microrrelatos, no es fácil tratar de decir mucho en pocas palabras.
Te felicito porque logras en excelentes resultados.
Esas tijeras nos dejan un final abierto, atrapante...
Un beso
Me quedo por acá.
lujanfraix.blogspot.com
Te dejo esta dirección porque tengo varios sitios pero en éste escribo todos los días.
Cariños
Hola, Luján. Gracias por la visita y por tu amable comentario. Muy bellos tus blogs, tratas con mimo el arte y la poesía.
EliminarUn abrazo.
Esas tijeras quizá hace tiempo que las manejan ellos mismos. Sólo faltaba quién diera el empujón...
ResponderEliminarUn saludo indio
Mitakuye oyasin
Sí, lo ideal sería que ellos mismos cortaran de una vez el hilo. Como dices, faltaba que alguien se decidiera hacerlo.
EliminarUn abrazo, David.
Maravilloso. De lo mejor que te he leído últimamente aunque eso es díficil. Impactante ese final con las tijeras y tu dibujo, muy acorde con el micro. Enhorabuena por escribir tan bien y hacernos disfrutar. Un beso.
ResponderEliminarGracias, Mar. Todo un aliciente tu comentario.
EliminarAbrazos muchos.
Pues, mira, bien por la amante. Que desenrrede o lo que sea
ResponderEliminarTiene el mérito de tomar la iniciativa de intentar cambiar lo que no funciona en su vida. La verdad desenreda, aunque a veces resulta hasta doloroso librarse de las ataduras.
EliminarUn abrazo.
La amante debe sentirse enamorada, gran error. Las tijeras puede clavárselas y desangrarse. Hay que conformarse con lo que hay o buscar otra agua de la que beber.
ResponderEliminarSiempre intrigante con final abierto. ¿Que tal un trío costurero?
Buen fin de semana.
Un besote
Es una situación difícil de cambiar. Como dices, tal vez el mejor cambio es buscar otra agua de la que beber :-)
EliminarUn trío costurero como ese puede llegar a ser peligroso...
Buen finde para ti también.
Besos.
Simplemente genial. Coincido con Mar, es de lo mejor que he leído últimamente: sencillo, breve y contundente. Alta costura.
ResponderEliminarFrancesc Barberá
Me alegra saber que puedo hacer un texto de "alta costura", porque la costura -que no es lo mío- me sale de bajísima calidad jaja.
EliminarMuchas gracias, Francesc por tu comentario.
Un abrazo.
Delicada la amante de tu ilustración aunque está cortando esos hilos de la mentira. Me gusta la imagen que crean tus palabras.
ResponderEliminarBesitos
No sé yo si esas tijeras cortan o enredan aún más. Muy poético el texto.
ResponderEliminarDivino!
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