Desbrozar
las estrellas como en campo viejo. Despeinar el viento recorriendo la playa con
el arado a cuestas. Sembrar una duda tras otra en el negro inconmensurable de
la noche, aguardando sus frutos. Y al
llegar la aurora, desgajar el sol naranja y comérselo despacio, sentadito en
una piedra.
Desgajar el sol, como una naranja que levanta el vuelo, para nutrir nuestro amanecer de luz.
ResponderEliminarBella composición el texto con la foto. Un abrazo, Sara. Y feliz verano.
Gracias, Albada.
EliminarFeliz verano también para ti.
Qué belleza Sara.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegra que te guste, Yolanda.
EliminarUn abrazo.
Gracias. Un saludo.
ResponderEliminarPura poesía.
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