Lleva
largo tiempo en la claustrofóbica intimidad de su celda de aislamiento
maquinando un preciso plan de escape. Acabado el período de castigo, por fin
los guardias lo trasladan a su antigua celda, donde le espera un nuevo
compañero. Observa su juventud y delicadeza. Posterga su huida una vez más.
Este microrrelato ha sido publicado en el blog Cincuenta palabras.
Sara, inquieta ese final, que abre toda una ventana a un mundo que la verdad da miedo.
ResponderEliminarMucha suerte con el concurso.
Abrazos.
Es verdad que ese final no augura nada bueno...
ResponderEliminarGracias, Nicolás.
Y suerte también para ti. Me ha encantado tu micro :-)
Un abrazo.
Ay, qué miedito nos has dejado en el cuerpo.
ResponderEliminarMalvada!!!
Lo que más miedo da es lo que sabes que puede ocurrir.
EliminarUn abrazo, Luisa.
Ese final abre todo un abanico de posibilidades, ciertamente.
ResponderEliminarPosibilidades que no tienen buen augurio.
EliminarGracias por pasar, Miguel Ángel.
Genial, Sara. Y qué final, por favor: brillante... Me encantó.
ResponderEliminar¡Saludos!
Me alegra que te haya gustado, Juan.
EliminarUn abrazo.
Me encantó Sara, en muy pocas palabras esbozas un infierno que quema al lector.
ResponderEliminarUn abrazo.