Entre finos hilos de piel
mortecina, desmadejada por el tiempo, atrapé una araña. Y allí se quedó adherida,
junto a los demás insectos que se atrevieron a entrar en mi ataúd, aguardando a
servirme de alimento.
Este texto participa en los Viernes creativos,
de Escribe fino, el blog de Fernando Vicente.
Dios, qué tétrico! Y qué claustrofobia! Qué claustrofobia más tétrica!!
ResponderEliminarUn gran abrazo
Es cierto, este micro apela a uno de los miedos primordiales.
EliminarOtro abrazo para ti, Miguelángel.
Sara, un Viernes Creativo muy inquietante, que refleja bien ese vídeo lanzado para inspirarse.
ResponderEliminarAquí no se sabe quién sirve de alimento a quien.
¡Buen trabajo!
Abrazos.
Es que el vídeo es tremendamente inquietante, como dices. Y ya ves lo que me ha inspirado :-)
EliminarUn abrazo, Nicolás.
Sí que era inquietante el vídeo, y dio para diversas historias. Esta une sugerencia y terror. Y admite desarrollo ;-).
ResponderEliminarSe puede continuar la historia, sí. Aunque nada agradable saldría de ella jaja.
EliminarUn abrazo, Elisa.
Mmmm, deliciosamente inquietante.
ResponderEliminarCualquier alimento es una delicia en la carencia y la desesperación.
ResponderEliminarGracias, Miguel Ángel, una vez más, por comentar.