Aquella lluviosa mañana de octubre prometimos vivir hasta
la eternidad juntos y que nos amaríamos por siempre. Sin embargo, la muerte no
distingue entre almas cándidas y almas pérfidas, merecedoras del ocaso. Te
llevó antes a ti. A mí me dejó con el cuchillo manchado de sangre en las manos.
Este microrrelato ha sido publicado hoy en el blog Cincuenta palabras.
Brillante, Sara. ¡Qué final! Me encantó.
ResponderEliminarSaludos.
¡Gracias, Juan!
EliminarUn abrazo.
joer Sara. qué bueno. En pocas palabras una gran historia
ResponderEliminarUna historia que tristemente se repite tantas veces...
EliminarGracias, Elena, por pasar a leer y comentar.
Me quedé riendo, Sara. Es muy bueno. :-)
ResponderEliminarUn beso, y si ha lugar, felices vacaciones.
Si hay humor en el micro, es muy negro :-)
EliminarGracias, Albada. Sí, estoy de vacaciones, de playa y piscina. Y sin viajar. Es lo que tiene vivir en un pueblo costero :-)
Y felices vacaciones también para ti.
Demoledor. Mis aplausos.
ResponderEliminarGracias, Miguel Ángel.
EliminarUn abrazo.
Uf, tremendo Sara, pero buenísimo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Interesante el microrrelato, con ese final que supone un giro inesperado.
ResponderEliminarSaludos