Jacinto se acicalaba para ir al trabajo. Era sumamente
metódico; por eso, cuando abrió el armario, se extrañó al ver el gancho de una
percha colgado en sentido contrario a los demás. Se abofeteó entonces varias
veces para regañar a ese compañero de piso tan desordenado con el que convivía.
Uff, miedo da saber como reaccionará cuando sea algo más serio. Enhorabuena por la publicación. Siento la falta de seguimiento últimamente, pero tengo serios problemas de conectividad.
ResponderEliminarEsperemos que su reacción sólo llegue a los cachetazos :-)
EliminarGracias por tus comentarios, Miguel Ángel. Sabes que siempre me alegra tu visita.
¡Vaya! No sabía que me conocías,
ResponderEliminarMuy bueno, Sara
¿Y en quién crees que me inspiré para el cuento? Jajaja.
EliminarGracias, Luis.
Un saludo.
¡Bárbaro¡, cuanto hablas del personaje con tan solo 50 palabras, pero la intensidad del argumento que imaginas es total.
ResponderEliminarEnhorabuena de corazón.
Besos fuertes,
tRamos
Dicen que conocemos más al personaje por sus acciones. En este caso, una reacción exagerada, tanto como lo es su obsesión o su soledad.
EliminarGracias, Tramos. Un saludo.
Habrá que ir con prudencia. Los amigos imaginarios suelen ser muy rencorosos...
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.