Ha habido suerte, y uno de los mis tres micros finalistas resultó ganador semanal.
Aquí podéis leer el fallo del jurado.
Tras poner el último raíl, aquel chino que llegó soñando enriquecerse
con el oro se tumbó sobre las vías y esperó a que pasara el tren.
Imagen del concurso
Maravilloso contemplar como en la fuerza de una frase volcó toda la historia del ferrocarril y de la persona conjuntamente.
ResponderEliminarBRAVO.
¡Gracias, Carlos!
EliminarUn abrazo.
Joder, es que es de esas veces que un veredicto (siempre tan complicado en estos temas) es, desde luego merecido. Y más. Magnífico en su base, su estructura y su retrogusto. Ya ves, me estoy dando al vino...
ResponderEliminarTambién te ha ayudado un poco la imagen de John Wayne caminando en ese encuadre de puerta hacia sus horizontes lejanos.
Un abrazo, me descubro.
Esas imágenes de película siempre ayudan a situarse en el ambiente :-)
EliminarGracias, Amando. Un abrazo.
Felicitaciones! Y creo que no es la primera distinción que recibís. Un abrazo grande.
ResponderEliminar¡Hola, Manuel! No sabes la gran alegría que me da tu visita.
EliminarNo es la primera, no. Ya hay un puñadito en estos tres años que llevo escribiendo microrrelatos. Es solo un aliciente más. Aunque ya me gustaría poder escribir tan bien como tú.
Un abrazo enorme.
Con ese final has terminado una historia, un sueño, una vida.
ResponderEliminar¡Felicidades por el premio!
Una pena que termine así. Aunque, quién sabe si al final el tren no pasó (por alguna avería) y entonces el chino decidió que podía aguantar y esforzarse, que su suerte podía cambiar a mejor...
EliminarGracias, Marianela.
Enhorabuena. Sin duda merecido reconocimiento. Está lleno de fuerza, se ajusta perfectamente al tema y no cae en lo más tópico. Mis felicitaciones de nuevo.
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