El día que Sakura
sorprendió a su novio regalándole a otra una flor de origami —de esas que él
tan bien sabía crear para conquistarla— supo que su relación había acabado. Las
repetidas muestras de arrepentimiento no le sirvieron de nada a Kaito quien,
sumido en la congoja, se construyó una embarcación de Kleenex con la que navegar aquel océano de lágrimas.
Meses después,
Kaito —náufrago en los confines de la desesperación— le envió a Sakura un
mensaje dentro de una botella en el que le relataba sus padecimientos en
aquella isla desierta llamada Soledad. En un principio ella rompió la carta en
pedazos, pero luego se apiadó de él: plegó con delicadeza cada trozo hasta
formar una gran variedad de animales de papel que introdujo en la botella,
antes de lanzarla al mar.
Awww! Qué bonito y emotivo... Que difícil es crear tanta belleza en una ruptura.
ResponderEliminarHay que buscar la belleza en cualquier situación, hasta en la más crítica. Es eso que nos conmueve y nos hace pensar que todavía vale la pena vivir.
EliminarGracias, Nuria. Un abrazo.
Precioso, Sara.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias, MJ.
EliminarUn abrazo.
Luego dí que no eres poeta. Tu texto, precioso, lo definiría como una curiosa mezcla entre Sato y "Tokio Blues" de Murakami. Díficil mezcla que, sin embargo, funciona.
ResponderEliminarLas mezclas difíciles suelen dar buenos frutos.
EliminarGracias Miguelángel por ver poesía en mis textos.
Un abrazo.
Me gusta tu botella con tus origamis enjaulados en las paredes de vidrio. La historia es mágica y bella a partes iguales.
ResponderEliminarBesos Sara, me gusta tu historia con esa prosa tan bien elegida.
Gracias, Laura. Y ahora tendré que ponerme a hacer otra colección de animalitos, ya que los de la botella se han estropeado un poquito con el mar :-)
EliminarUn abrazo.
Qué linda historia de desamor, soledad y ayuda. Sobre todo, cuando al acabar vuelves a leer el título. Precioso, Sara.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuando el amor se termina no significa que no continúe el afecto, el apoyo, la empatía.
EliminarGracias, Miguelángel. un abrazo.
Que idea más bonita es que tus animales cobren vida en una historia tan original. Me ha gustado mucho Sara.
ResponderEliminarUn abrazo
No sé si vas a tener dos veces el mismo comentario, pero no importa. Me parece una idea estupenda que los animales de origami cobren vida en una historia tan original y bonita. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues sí al final hay dos comentarios, pero me los quedo a ambos :-) Gracias.
EliminarLos animales son una buena compañía cuando pesa la soledad. Y todo cabe en la botella de un náufrago, sobre todo la esperanza.
Un abrazo, Paloma.
Increíblemente bello, Sara
ResponderEliminarQué preciosura este relato. Cuánta delicadeza. En una época me dediqué a la construcción de kusudamas, que también son maravillosas, como los animales de papel. Los orientales y tú sí que sabéis de delicadeza. Muchos abrazos, Sara!
ResponderEliminarAyyyy, que lindo leer esto y con está tremenda lluvia que cae. pero saben cada que llueve a cantaros yo siento que es el cielo quien me ahorra el dolor y las lagrimas. es un hermoso regalo del darma, leer semejantes letras tan hermosas con mensaje en botella y todo. Me recordó a un micro que escribí hace un par de años llamado "Tu verdad sin mi".
ResponderEliminarEsos animalitos que ella construyo como respuesta son el fruto y la canalización de ese dolor, ella pario solo animales para que el se meta en esa selva y se reúna con u verdadera habitat. Que lindo relato.