-La vida es un devenir entre albores y ocasos –sentencia el perro mientras hace un alto en el camino.
-Entonces la muerte ha de ser la inmovilidad bajo este ardiente sol del mediodía –responde el loco, y continúa caminando.
La extraña pareja de trashumantes recorre así el vasto mundo, unas veces dialogando como maestro y discípulo y otras veces, como fieles amigos compartiendo palabras.