Tardó en nacer. Era tan lento comiendo que se dormía antes de llenarse. Llegaba al colegio sin desayunar y con los deberes a medias. Se graduó el último, ante la mirada de liberación de sus padres. El día en que su novia lo dejó por llegar tarde a su boda, se le presentó un oscuro hombre y le dijo:
-Te propongo un trato: Te concedo el don de volver de la muerte y tú, para disfrutarlo, solo tendrás que superar el defecto de la lentitud.
Frenético y en continua tensión, luchó por darse más prisa, por hacer las cosas bien y a su tiempo. Prosperó rápidamente, logrando poder y dinero. La rigidez de su vida le llevó sin demora a su lecho de muerte. Después de tantos años conteniéndose, se relajó antes de morir. En el instante en que debía resucitar le envolvió tal parsimonia, que volvió a la vida cuando su cuerpo ya estaba enterrado y putrefacto.