martes, 12 de julio de 2016

Jubilación

Se alejaba despacio con su macuto al hombro y el sombrero de paja hundido en las sienes que apenas ocultaba la piel ajada de su cara. Entre siembra y siembra se había pasado la vida en los campos, con la sola compañía de parcos labriegos y algún que otro perro que no cesaba de ladrarle. Y también estaban los pájaros, claro. Esos desgraciados que nunca se habían atrevido a acercarse y que ahora lo despedían revoloteando sobre su cabeza con un sonoro jolgorio. 






8 comentarios:

  1. ¡Qué lindo, SARA! ¡Me encanta! Imagino que le habrán pagado bien al señor espantapájaros...

    Cariños,
    Mariángeles

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    1. Espero que sí. O quizás se tuvo que conformar sólo con un "gracias por los servicios prestados", o ni eso. Lo bueno es que, al parecer, es ahora cuando comienza su aventura... nunca es tarde :-)
      Un abrazo.

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  2. Muy tierno. Un placer volver a disfrutar tus letras.

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  3. Tan pocas palabras y tanta emotividad que desprenden.

    Me ha encantado :)

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  4. un placer encontrarte
    todo un arte el de tus letras y los dibujos
    me quedo admirándote

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