Este microrrelato ha sido publicado hoy en la revista La Esfera Cultural (podéis pinchar aquí para leerlo y comentar).
El camino se acerca a mí, devorándome en cada curva. Las piedras, que usualmente me esquivan, ahora golpean contra mis pies. Las nubes, igual que los pájaros, me persiguen con su carga y la aligeran en cuanto detectan mi presencia.
Todo gira siguiendo su curso, restregándome en la cara mi quietud. Un día me apeé de este monstruoso tren en marcha para excluirlo de mi vida, pero ahora es él el que me excluye a mí. Y aquí me encuentro, cansado ya de gritar: ¡Paren el mundo, que me quiero subir!
Todo gira siguiendo su curso, restregándome en la cara mi quietud. Un día me apeé de este monstruoso tren en marcha para excluirlo de mi vida, pero ahora es él el que me excluye a mí. Y aquí me encuentro, cansado ya de gritar: ¡Paren el mundo, que me quiero subir!
No fue heroica la salida, ni heroica, ni proeza, fue desesperada, como es en la vuelta el desgarro...
ResponderEliminar¡Qué bien lo cuentas, Sara!
ResponderEliminarEs un placer leerte.
Besitos.
Por muchos motivos, a veces no nos gusta cómo está el mundo. Pero nosotros somos parte de él...
ResponderEliminarBajarse del mundo suele ser más sencillo (basta con lanzarse y caer) pero subirse de nuevo sí que es complicado. Pero para eso están las segundas oportunidades y la gente dispuesta a tender una mano.
ResponderEliminarGracias Amigo mortal, MJ y Luis por comentar.
Abrazos fuertes.
Bonito y sugerente micro a raíz de la famosa frase de Groucho.
ResponderEliminarBesos, Sara.
Hola Torcuato. Pues yo creía que la frase era de Quino (Mafalda) pero investigando leí que ya la decía Groucho. Bueno, el caso es que me parecía interesante mirarla desde fuera...
ResponderEliminarUn beso.
Tal vez las segundas oportunidades no son buenas, siempre supervisadas por las primeras como la conciencia del condenado. Pero son oportunidades que, si salen bien, hacen del mundo un lugar maravilloso. Entre ambos casos la balanza se inclinará segun nuestro manejo hacia un lado u otro. Personalmente, una segunda oportunidad implica más dedicación, responsabilidad y en general dificultad para triunfar.
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