Habías desaparecido. Buscaba pistas que me llevasen a ti. Hurgando dentro de tus ropas me asusté, ¡las llevaba yo puestas! Sobresaltado, seguí palpando más profundamente. Reconocí esa piel tibia, cercana y el tacto rítmico del pecho al llegar al corazón. Te había encontrado.
Se proyecta en el eje del micro la sombra de temores inconscientes, de experiencias de soledad, de hecho, no hay una búsqueda igual a otra : el recuerdo de aquella vez en que llamó y llamó sin obtener respuesta, el ser son actos, no una cosa, aquella época en la que la identidad era desleal en su inocencia,cuando se creía que lo nuevo era necesariamente lo mejor, en el corto plazo...Cuando desconocía que no hay nada más confortable que una camisa usada, y nada más leal que " la ropa vieja ".
ResponderEliminarHola, Amigo mortal. Este micro tiene muchas interpretaciones. Una de ellas es el buscar desesperadamente, infructuosamente a alguien que desapareció (alguien que amamos) a través de sus cosas, de los recuerdos, del exterior; para finalmente reparar en que está en nosotros, que vive aún en nuestro corazón.
ResponderEliminarUn saludo.
Ostras, es una maravilla. Te felicito.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, Torcuato. Me alegra que te haya gustado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Como léo del primero hacia el último, me voy dando cuenta de este giro al pasado. Una época gloriosa donde se produjo el milagro de conocerte. Todo un regalo del destino.
ResponderEliminarUn besote
Es verdad, Cormorán. Estoy rescatando del olvido estos primeros micros surgidos en el verano; considero que conservan esa frescura de la espontaneidad, de la inmediatez.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, para mí también fue un regalo conocete.
Otro besote para ti.