sábado, 9 de abril de 2011

Sacudida

La alfombra temblaba ante cada nueva sacudida. Temía a las alturas, suspendida sobre la barandilla del balcón. Los golpes le hacían llorar lágrimas de polvo y pelos que irritaban a su dueña. Con cada nuevo espasmo ambas se aproximaban más al vacío. Fue en el último estornudo cuando la alergia se cobró su víctima.


8 comentarios:

  1. Cuando lo leí por primera vez, me encantó. Me solidaricé con esas alfombras maltratadas en los balcones y me reí un buen rato. De aquella tenías que haber ganado, pero creo que como ya lo hiciste no te dejaban repetir. Chorradas al fin y al cabo.

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  2. En ese concurso gané mucho más que unos Cds; gané unos amigos estupendos a los que aprecio un montón.

    Ah! Mañana empiezo con la sección "Amigos cuentistas" con tu micro.

    Un abrazo, Cormorán.

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  3. El artista genial coge dos palabras y lo convierte en un todo. La alfombra es el único animal doméstico del que no se sabe que nunca nadie se haya molestado en domesticar con cariño y , menos aún,de enseñarle a superar el vértigo.

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  4. ¿Quién cayó la alfombra o la dueña? :-)
    Muy bueno, Sara.

    Un beso.

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  5. Entre el vértigo de la alfombra y el polvo que sale volando, creo que es preferible el método moderno: el aspirador. Aunque los "traumas" que este le genere son tema para otro micro : )
    Un saludo, Amigo mortal.

    Es un final con muchas posibilidades, MJ. Habrá que preguntarle a la alergia, ya que ella fue la culpable...
    Un beso.

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  6. Muy bueno, Sara, ese final ambiguo: una genialidad.

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  7. Es genial Sara, como tengo alergia, a partir de ahora tendré más cuidado con acercarme a las alfombras.

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