El matón del colegio intenta saltar la comba de frente, de costado y de espaldas pero cae enredado y rendido en el suelo. Las niñas ríen y disfrutan al verlo perder la apuesta. Ya son las dueñas del patio. Ahora solo les resta desafiar a la maestra y al director.
No sé porque me da a mí que estas niñas apuntan maneras, han encontrado el medio de hacerse con el control. ¡Bien por ellas!
ResponderEliminarBesitos, Sara
ja ja!!
ResponderEliminarSuerte con esos dos, serán huesos duros de roer.
Ternura de micro.
Un beso grandote
Las niñas son toda una promesa, Elysa :-) Besos.
ResponderEliminarLes queda lo más difícil Patricia, pero envalentonadas como están, quién dice que no lo logran.
Otro beso grande para ti.
¡Vaya con las niñas! Van a por todas.
ResponderEliminarCon lo niños han podido pero ¿picarán la profe y el director?
Es genial, Sara.
Besos.
Gracias, MJ. Con este relato he tenido una "regresión" a aquellas épocas (y con el dibujo también :)
ResponderEliminarUn beso.
Buenísimo.
ResponderEliminarLo triste es que los matones no suelen ser muy nobles y no cumplirá la promesa.
Besos.
Es lo que pasa, Torcuato, que la ingenuidad nos la quitan tan pronto...
ResponderEliminarBesos para ti.
Por bueno que seamos en algo, siempre habrá quien nos supere. Y si no es en eso, será en otra cosa. Todos tenemos valías que enseñar a los demás y enseñanzas que aprender de ellos
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