El brujo
clavaba con saña los alfileres sobre el cuerpo blando y lacio de la muñeca cuando
ésta, tornando la inexpresividad de sus ojos en un odioso fulgor, le escupió en
la cara antes de volver a su impávido letargo. Aterrado, el hechicero
retrocedió unos pasos mientras pensaba que la víctima de su maldición, a su
vez, lo había maldecido.
¡Qué miedo!
ResponderEliminarBien merecido lo tiene el brujo. A ver qué efectos posteriores tiene un escupitajo de muñeca vudú en la cara.
Me ha encantado, Sara.
Saludos tenebrosos.
La maldición de la muñeca es escupirle su desprecio. La víctima sigue tan tranquila; es la muñeca la que está cansada de contemplar la mezquindad del brujo y cuando no ha podido más se lo ha demostrado. Es magnífico, Sara. Te mudes donde te mudes; lleves o dejes, seguirás siendo una excelemte escritora.
ResponderEliminar¡Qué bueno Sara! Esa maldición que se vuelve contra uno. Es que el mal es lo que tiene.
ResponderEliminarEsa imagen de la muñeca despertando ante el dolor...muy bueno.
Un abrazo.
Simplemente brillante!!!!!
ResponderEliminarNunca habrá olvido ni perdón. Ninguna maldición podrá exorcizar los recuerdos, una cámara de torturas de la que nunca podrá escapar en vida. Después de todo la maldición no ha sido nada malo; al contrario.
ResponderEliminarPara huir de ese terror que siempre le estará esperando hay un solo medio: el que ha elegido, el que cumplirá hoy. De repente se abre una puerta que da al corredor, mientras el eco de unos pasos retumban en el pasillo. Apenas oye la voz intrusa, el brujo se detiene en mitad de un recuerdo como si apagara la luz de su memoria. Por un momento se ha agarrado a algo que le pareció, erroneamente, una chispa de esperanza y quizás hasta de liberación, pero todo es, como debe ser en todo final, ilusorio...
Sara, no dejas de sorprenderme. Esa muñeca inerte que se revela contra el poder del brujo. EsA lucha ancestral entre el bien y el mal. Ese momento en el que la razón del débil puede contra la fuerza del poderoso. FANTÁSTICO, y no olvidemos la ilustración...
ResponderEliminarUn abrazo.
El vudú.Ese muñeco que se planta ante el hacedor de males.
ResponderEliminarEl miedo se da la vuelta hacia el otro lado.
Muy bueno.
Un abrazo
Roberto: A mí también me intrigan los efectos posteriores del escupitajo de muñeca vudú. Lo dejaremos para otro cuento :)
ResponderEliminarHola Montse: Me gusta tu interpretación. La muñeca no transmite el odio de la víctima si no el suyo propio (en realidad, es ella quién recibe de primera mano los pinchazos). Gracias por tus palabras. Me mude donde me mude (internet mediante) seguiremos en contacto.
Nicolás. Nuestras acciones y pensamientos son como un boomerang, siempre vuelven a nosotros de alguna manera. Y una maldición, debería volver como tal.
Gracias Patricia. Tú si que brillas.
Bravo, Amigo mortal. Esa atmósfera tan oscura que pintas, como los recuerdos del brujo, como su consciencia.
Hola Xavier. Me alegra que hayas reparado también en la ilustración. Ya que no me gustan las muñecas (me dan yuyu)y menos una escupiendo (jajaja) me decanté por un dibujo más metafórico :)
Albada. Alguien tenía que plantarle cara a ese brujo, pagarle con la misma moneda, hacerle sentir miedo.
Gracias a todos por vuestros comentarios. Abrazos.
Hola Sara, te sigo. Qué peligrosas son las maldiciones, aunque a mí, lo que más miedo me da es la muñeca. Un abrazo.
ResponderEliminarhttp://marhorno.blogspot.com/
Guau! que buenos dibujos, gracias por pasar por mi blog y traerme al tuyo...iré viendo con traquilidad todo lo que tienes por aquí
ResponderEliminarUn abrazo!
Es el efecto rebote.
ResponderEliminarMuy bueno, Sara.
Un besito.
Hola Mar. Yo también te sigo. Muy buenos tus micros. Un saludo.
ResponderEliminarJuanlu. Como te dije en tu blog, me encantan tus dibujos. Nos seguiremos viendo. Un abrazo.
Exacto, MJ. El efecto rebote del que nadie es inmune. Otro besito para ti.
Me encanta este blog, entre lo épico y lo místico, esta forma tuya de enseñar los reflejos de tu alma. Ahora, al atardecer, frente al mar del verde olivar, tus palabras suenan a magia eterna.
ResponderEliminarBesos desde esta tierra denominada con el sobrenombre del Santo Reino.
Hola Miguel. Gracias por tus palabras. Ha sido muy interesante leer las historias que cuentas en tu blog. Un saludo.
ResponderEliminarSara, muy buena esa ilustración y este micro,me ha gustado esa muñeca devolviendo su odio al brujo.
ResponderEliminarBesitos
Por lo menos por un instante la muñeca ha dejado de ser un receptor pasivo del odio ajeno.
ResponderEliminarMuchas gracias, Elysa por tu comentario. Abrazos.
Supuestamente el vudú es magia y en este mundo oculto las energías negativas se miden en enfrentamientos llenos de maldad. Estupendo, Sara. Realmente dá miedo.
ResponderEliminarSaludos.
Sí que da miedo ese mundo de energías negativas, Veintiuno. Mejor nos quedamos en el nuestro de dar cosas buenas y recibir, por tanto, algo similar. Un beso.
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