Mario andaba en círculos. Su
vida era como un enorme agujero en penumbras de difícil salida. En sueños se le
apareció una luciérnaga. Parecía un buen augurio, así que la colocó en el manillar
de la bicicleta para que le alumbrase el camino y se adentró con ella en la
cara oculta de la luna. Rodó por laderas escarpadas, recorrió llanuras inmensas,
trepó pendientes imposibles; pedaleó así toda la noche para despertar hundido
en el mismo cráter.
Así lo vi con el telescopio,
justo antes de perderse en la cara oculta de la luna.
Como no pude sacarle la foto,
lo dibujé con ceras.
Un bello relato. Seguro que ese rato de huída de la realidad le ayuda a afrontarla.
ResponderEliminarEsa realidad aparente, como dice el título. Porque el agujero en penumbras por lo general existe solo en nuestra mente: elegimos luz o tinieblas, continuar así o cambiar...
EliminarUn abrazo.
Sara, dobles felicidades por tus letras y por esa ilustración que embelesa con su magia.
ResponderEliminarEspero escucharte pronto en el concurso. Lo mereces.
Fuerte abrazo.
Gracias, Yolanda. Ya no tengo esperanzas con el ReC :-) Este verano es el primero que envío.
EliminarUn abrazo.
Precioso, poético y muy visual. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Jesús, por la visita y el comentario.
EliminarUn saludo.
No sé que me gusta más, si el relato o la ilustración. Muy bueno Sara.
ResponderEliminarGracias Juanjo. Un abrazo.
EliminarMuy bonito. Me ha gustado mucho. La ilustración encantadora.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado, Juan Antonio. Un saludo.
EliminarQué linda ilustración y también qué bonita historia. Ánimo, no todos serán despojos.
ResponderEliminarAbrazos.
En realidad todos los cuentos tienen vida propia, más allá del resultado que obtengan en los concursos.
EliminarGracias Yashira por tu sonrisa.
Un abrazo.
Sara, un microrrelato que juega con la ternura y el surrealismo de ese niño a lomos de una bicicleta que transita por la luna, como si fuese lo más normal del mundo.
ResponderEliminar¡Muy bien!
¡Suerte con los peatones!
Abrazos.
Ay, los peatones. Me había olvidado. A ver si me pongo a ello.
EliminarUn abrazo, Nicolás.
Las ceras, a veces, llegan más lejos que los telescopios.
ResponderEliminarSaludos.
Llegan tan lejos como la imaginación.
EliminarGracias CDG por pasarte a comentar.
Un abrazo.