La boda en plena calle, la
larga alfombra roja a nuestros pies como si fuéramos famosos, el séquito de músicos, bailarines y
payasos que amenizaban el festejo… todo era puro teatro, salvo el beso
apasionado que nos dimos después del “sí, quiero”.
Foto de Lucca Messer. Historia escrita para El bic naranja.
Entonces era verdad. Porque el resto de la boda es siempre un circo. Y a veces hasta el beso.
ResponderEliminarPor lo menos, lo más importante era verdad.
ResponderEliminarUn abrazo, Miguelángel.