domingo, 31 de agosto de 2014

Certezas

El reloj me mira impaciente. Es tarde ya y todavía no regresas. Me sirvo una copa bien cargada pero nunca la llego a tomar. El teléfono suena.
Hubiese preferido la duda, la espera interminable hasta la madrugada, el odio en tus ojos cuando te castigo con un mes sin salir.
Lanzo la copa contra la pared.
La vida hecha añicos. 


4 comentarios:

  1. Perfectamente expresada la angustia de la espera que este vez, al parecer, terminó en tragedia.He sentido esa angustia a menudo cuando mis hijos eran adolescentes.

    Un abrazo.

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    1. Una angustia que seguramente también pasaré cuando mi pequeño llegue a la adolescencia.
      Gracias por la visita, Joaquín.
      Un saludo.

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  2. Respuestas
    1. Una situación que nadie quiere pasar...
      Un abrazo, Miguel Ángel.

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