Un hueso roído por un perro manso. El mismo hueso, una y
otra vez. Años mascando ese residuo duro e insípido que dices es mejor a no
tener nada. La escasa algarabía de las horas muertas lamiéndote en el sofá las
heridas. Así es la vida que se te escapa.
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Es un texto muy triste. Para nada perruno, a mi entender. me gusta el poso que deja, en el sofá de las lecturas que llegan.
ResponderEliminarUn abrazo y enhorabuena, Sara.