Acomodado en la butaca, el hombre soñaba que nada le impedía disfrutar del estreno de la película (que no tenía que estirar la cabeza detrás del peinado de la señora de adelante, ni debía oír cuchicheos, chasquidos o palomitas masticándose), cuando, de repente, un fuerte tiroteo lo despertó. Se encontró frente a una escena dantesca, cubierto de sangre que no era suya. Todos los que se sentaban próximos a él habían caído abatidos. Desde la pantalla, un imponente soldado equipado con munición y metralleta, le guiñaba un ojo.
Se diga lo que se diga, ese soldado será siempre más intimidante en la cabeza del espectador que convincente en la película...
ResponderEliminar¡Vaya! ¡Vaya! Creo que a partir de ahora elegiré mejor las películas.
ResponderEliminarMuy bueno, Sara.
Un beso.
¡Que diferente a las demás es esta ilustración!
ResponderEliminarRealmente parece que salta al patio de butacas ;)
Con esto del 3D no estamos a salvo
ResponderEliminarBesos, Sara
Muchas veces el espectador descarga su propia violencia a través de la acción trepidante de la película.
ResponderEliminarHe cambiado la tinta por la acuarela para este relato, merecía una ilustración más realista.
Gracias Amigo mortal, MJ y Cormorán por comentar.
Un saludo.
Ahora el cine es tan realista que se sale de la pantalla.
ResponderEliminarGracias Torcuato por comentar.
Un beso.
Los microrrelatos son todos estupendos, como las ilustraciones, ha sido una sorpresa agradable encontrarme con tu blog. Llegué aquí a través del de María José(Versos y Reversos)
ResponderEliminarEspecialmente este post me ha gustado mucho, y es que somos cómplices de la violencia que nos sentamos a ver. Por eso es mejor elegir bien qué vemos y dónde lo vemos, no sea que nos pase lo que al protagonista de tu relato.
Besos.