Apretujados en el portal del viejo edificio, los novios se demostraban su amor entre besos y caricias. No sabían que estaban siendo observados por la vecina del 4º B, ni por la pareja de ancianos del tercero, ni por el portero que en esos momentos barría la escalera. Tampoco sabían que el aspecto negro y derruido de las paredes se debía a un antiguo incendio en el que varios vecinos habían quedado atrapados, condenados a cotillear la vida de los demás para siempre.
Esta foto es obra de Earthquakeboy.
Así que éste era el tuyo ;-)
ResponderEliminarHas descrito tan bien el ambiente lúgubre y fantasmal del edificio que dan ganas de salir corriendo.
Un beso.
Así es, María José. El que yo voté no salió entre los diez primeros, creo que se llamaba "Contemplándote". Le mando desde aquí mi premio : )
ResponderEliminarUn beso, y gracias por comentar.
Que buena eres Sara. Me encanta siempre lo que escribes.
ResponderEliminarBesitos
Bastante bueno, Sara. Nos anuncias desde el mismo título la perspectiva básica del relato y aún así, no dejas de sorprender siempre. Cómo un viejo edificio puede recobrar lustre por reanimación. Eso en mi tierra es creación literaria. La explosión ardiente de los dos amantes es fugaz comparada con la mirada eterna y petrificada de los otros, quién sabe si no fueron otros amantes los que originaron aquel antiguo incendio...
ResponderEliminarExcelente, Sara!!!
ResponderEliminar(Con los problemas que he debido soportar en mi edificio en estos días, me obligás a rasguñarme para comprobar que existo
Un gran abrazo
Gracias Nuria. Un beso.
ResponderEliminarHola Amigo mortal. Me encanta la idea de que otros amantes originaran el incendio por una "ardiente explosión" de amor. Un saludo.
Hay que ver, Patricia. Justo ahora se me ocurre hablar a mí sobre edificios derruidos...
Que se arreglen prontos tus problemas. Un abrazo.
Estamos en racha de serie negra, y me gusta.
ResponderEliminarPurgatorios desde el desconocimiento de lo que antes era su vida. ¿Realmente estamos comentando tus relatos o formamos parte de ellos sin aun saberlo?
Qué pregunta, Cormorán. Puede que mientras escribimos los relatos de nuestra vida, alguien a su vez nos escriba a nosotros.
ResponderEliminarUn beso.
Me ha traido recuerdos de mis primeros escarceos amorosos, salvo que en mi caso no eran espíritus.
ResponderEliminarBesos.
A esas edades cualquier sitio es apropiado, Torcuato. Un saludo.
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