Saqué una latita de sardinas y se la ofrecí. Por sus gestos pude entrever que no era de su agrado, así que decidí buscarle comida fresca. Subí las escaleras mirando atrás de reojo, sin atreverme a darle la espalda. Nunca se sabe con estas criaturas alienígenas cuando están hambrientas. Al poco tiempo regresé al sótano; esta vez, provista de una ingente variedad de alimentos que le di a probar. Le hizo asco a las verduras, a las frutas, a las galletas, e incluso al pollo asado. Solo la carne cruda satisfizo su apetito. Una vez que acabó se relamió los restos con su enorme lengua babosa y me miró con avidez. Entonces desplegó aquellos delgados tentáculos que tanta aprensión me daban y los enroscó en mi pecho. Intenté zafarme y huir por las escaleras pero pronto comprobé que no apretaba, que era apenas una suave caricia como muestra de agradecimiento. Ya solo tendría que cebarlo unos cuantos días más para que sus tentáculos pasasen a ser rubicundos y sabrosos.
Este microrrelato participó en ImaginArte Minificciones.
La frase de inicio debía ser: "Saqué una latita de sardinas y se la ofrecí".
Sara me reído mucho con el final. El cazador cazado como se suele decir. Es muy ingenioso este micro que te enreda y te despista, que te da y te quita. Eso de tener una mascota a la que temer, pero luego piensas que te la puedes comer, es muy interesante.
ResponderEliminarUn saludo, buen micro.
La mascota ideal? Es broma.Acepto pulpo como animal de compañía.
ResponderEliminarUn abrazo
Los buenos modales, la urbanidad, la cortesía, el tacto, son útiles a todos y en todas partes del Universo, pero nunca a nadie tanto como al extraterrestre que sube al patíbulo donde aguarda el verdugo que va a ejecutarlo, para después darse el gran banquete...
ResponderEliminarGenial.
Me llamó la atención cuando lo leí en ImaginArte pero para ser sincera no conseguí identificar a nadie con su micro. De este tuyo me gusta que de manera bastante natural acoplas la frase en el micro, no chirría, y el sorprendente final.
ResponderEliminarBuena aportación, Sara
Ésto sí que se trató de pulpos en su tinta.
ResponderEliminarHola, Nicolás. Aunque al pulpo alienígena le gustaría ser una mascota, para la protagonista es como engordar un animal de granja...
ResponderEliminarHola Albada. Dicen que los pulpos son inteligentes. Quién sabe como serán estos alienígenas como mascota.
Hola, Amigo mortal. Quise destacar esa ingenuidad y el profundo agradecimiento que suelen demostrar algunas personas y los animales domésticos cuando reciben sustento, supuestamente desinteresado. La criatura no puede intuir su final y quiero creer que no sufrirá cuando le llegue el momento...
Hola, Elysa. Gracias a esta original frase de inicio han salido micros verdaderamente sorprendentes en el concurso. Yo tampoco sabría identificar a sus autores.
Hola, Carlos. ¿De qué color será la tinta de un pulpo extraterrestre?
Gracias por vuestros comentarios. Un abrazo.
Me gustó mucho, Sara, ya poco se puede añadir a lo dicho, el buen final, el humor agridulce, la buena integración de la difícil frase de inicio... Lo importante es que se disfruta.
ResponderEliminarGracias, Elisa. Me alegra saber que se disfruta. Yo he disfrutado escribiéndolo.
ResponderEliminarUn abrazo.
No te referirías a los hijos ¿no?. Es broma, jajaja. Un abrazo
ResponderEliminarJa,ja,ja. Desde luego que no.
ResponderEliminarUn beso.