Esa tarde teníamos pensado emprender aquel largo
viaje juntos. Sentado en el andén aguardaba a que vinieses a la estación.
Apenas una pequeña maleta acompañaba mi soledad. El tiempo pasaba. La espera era
en vano. De repente, un chispazo de intuición me concedió lucidez. Supe que no
te habías retrasado en un atasco ni te habías olvidado de venir. Simplemente ya
no estabas. No en esta ciudad abrumadora. Tampoco en este vasto país costero.
Algún otro lugar del mundo acogía tu soledad.
Este excelente foto es obra de EL PEQUEÑO VIAJERO
Gracias
Dani por darme la oportunidad de poner palabras a esta bella imagen.
Un texto conmovedor para una foto cargado de nostalgia.
ResponderEliminarLa soledad del que esperamos siempre está lejos. aunque se encuentre a nuestro lado.
Abrazos
Tú lo has dicho, Sara, exclente foto y no menos excelente el micro que te ha inspirado.
ResponderEliminarBesitos
Una imagen tan evocadora se merecía este genial micro para enriquecerla.
ResponderEliminarHace tiempo que no te digo lo mucho que me gusta tu estilo literario, Sara. Pero así es.
Un beso.
Sugestivo relato, muy buena foto
ResponderEliminarCuánto puede llegar a doler una ausencia, una falta, una carencia, lo que no es. De qué modo lo perdido se encuentra en primer plano, se destaca, grita su inexistencia, marca y rige una vida que no conoce la necesidad del olvido...
ResponderEliminarUn beso, Sara.
Sara, cuando nos damos cuenta de la ausencia de ese alguien, quizás es tarde y ya se había producido antes de forma silenciosa.
ResponderEliminarMuy bien expresado. Un abrazo.
La imagen de las estaciones de tren (no Chamartín, claro) son mi debilidad. Gente de paso, soledades, huídas, pérdidas... La verdad es que evocan ese espacio impreciso entre la nostalgia y la esperanza. Un abrazo
ResponderEliminarUna soledad intentando intuir otra?
ResponderEliminarEs conciso, claro. No sobra ni falta nada. Sobrio. Y cómo usas los adjetivos para darle más carga emocional. Este me ha gustado mucho.
Me pasa como a Luis con las estaciones de tren, mesetarias y en invierno poco frecuentadas.
ResponderEliminarMe encanta tu baile afable con los tiempos de los puntos.Me encanta.
Un beso
Hay veces en que dos personas juntas no son más que dos soledades unidas.
ResponderEliminarA mí también me encantan este tipo de fotos de estaciones antiguas, de trenes y gente de paso. Llevan una carga de nostalgia, de pérdida y también, por qué no, de nuevos comienzos.
Muchas gracias amigos por vuestros comentarios. Me dais siempre una alegría cuando os veo por aquí y leo vuestras palabras.
¡Este es mi post número 200! Gracias por la compañía.
Abrazos.
LLegué por Dani a tu blog, me encantó tu micro desde ahora te sigo, besos
ResponderEliminarBienvenida, Mixha. Gracias por la visita. Un beso.
ResponderEliminarLa soledad siempre viaja con uno. Unas veces como una gran maleta que nos cuesta arrastrar y nos lastra, otras como accesorio que no sabes bien si has de utilizar. En este viaje, despues de meditarlo decides que en ningún caso te hará falta.
ResponderEliminarEs, claro, mi libre interpretación.
Un beso Sara y enhorabuena por los 200
Por cierto, la foto una marivilla
ResponderEliminarHola Cormorán. Es bueno llevar la soledad en la maleta. Puede llegar a ser nuestra mejor compañía. Un abrazo.
ResponderEliminarSara, no había visto este post, es genial!!!
ResponderEliminarBesazos de vacaciones
Gracias de nuevo, Dani. Un beso grande. Que disfrutes tus vacaciones.
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