Gira la
noche en tus ojos cuando danzas, la luna es ese punto de luz que refulge en tus
pupilas; sin duda, tú eres la estrella que más brilla. Cruzas el escenario
creando un torbellino en el aire con tus finos pies entrelazados. Tus gráciles
brazos abrazan ese espacio vacío en el que yo ansío caber. Entonces corres
hasta mí y yo tomo tu mano haciéndote volar en un frenesí de piruetas y de
éxtasis…
El dolor
de mi lesión me devuelve a la realidad. Desde el palco contemplo, resignado,
cómo bailas en brazos de otro hombre.
La belleza no se alcanza cuando se busca la belleza, sino cuando se busca la perfección. Y hace tiempo que la encontraste, Sara. El mismo día que la perdí de vista...
ResponderEliminarLa encuentro aquí.
Un beso.
qué hermosura y qué tristeza, Sara
ResponderEliminarLa estrella que se aleja.
Saludos
Es curioso... Parece descrito como si él quisiera estar con ella por amor, pero me parece que es más admiración y celo profesional que eso.
ResponderEliminarMe gusta.
Y aún así la sigues amando y viendo bella.
ResponderEliminarBesos, Sara.
Que tristeza ver a quién amas en otros brazos...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Resignación. No le queda otra.
ResponderEliminarMuy bueno, Sara.
Un beso.
Sara, cuando no se puede no se puede. Si no lo puede soportar mejor... no acudir a la representación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Amigo mortal: Creo que la belleza se alcanza justamente cuando no se busca, cuando simplemente dejamos fluir lo mejor de nuestro interior.
ResponderEliminarElena: En el escenario todas las estrellas son fugaces...
Alberto: Son las dos cosas, celos amorosos y profesionales. En este caso, el bailarín no solo pierde la oportunidad de bailar con ella, sino su protagonismo en el escenario.
Torcuato: Y más que la idealizaría si su lesión le impidiera bailar con ella de esa manera otra vez.
Rosa: Así es, hay un tiempo para todo.
MJ: No le queda otra que aceptar su nueva situación.
Nicolás: Puede que él sea un poco masoquista, o simplemente que necesite verla bailar.
Gracias por vuestros comentarios. Abrazos fuertes!!
En esas profesiones en las que el ego está tan alimentado, debe de ser difícil asumir que has dejado de brillar y otra estrella ocupa tu lugar. Lo mismo que en el amor, cuando otro llena tu sitio en su corazón eso deja una herida que tarda en cicatrizar.
ResponderEliminarAsí es la vida.
Besos
El relato es muy bueno y creo que está muy claro, sin embargo me deja pensando si es amor lo que él siente u otro tipo de afecto más relacionado con el arte o lo laboral.
ResponderEliminarUn beso.
HD
Bellísimo micro. Yo creo que el bailarín lesionado está enamorado de la bailarina y verla en brazos de otro hombre le duele más que su propia lesión y no poder bailar con ella. Un beso.
ResponderEliminarLa realidad frustrante y los sueños liberadores. Creo que de los dos necesitamos para caminar, para desahogarnos y para sobrevivir, al fin y al cabo. Entiendo muy bien a tu personaje, Sara, en este excelente micro muy bien llevado hasta la pirueta final.
ResponderEliminarUn abrazo
Supongo que anhela tenerla en sus brazos tanto como volver a bailar. Me gusta como lo has contado.
ResponderEliminarBesitos
Hola Ana. Poco hay que añadir a tu comentario, no lo podías describir mejor :-) Un beso.
ResponderEliminarHumberto: No se sabe si está enamorado de la estrella o de bailar con la estrella (o de ambas cosas).
Mar: Puede ser. No es difícil enamorarse de alguien que pasa tantas horas al día entre tus brazos.
Francisco: Así es, necesitamos de ambas cosas en esta vida.
Hola Elysa. Si esas dos cosas eran lo más importante de su vida hasta ese momento, qué mal lo puede llegar a pasar!
Gracias por vuestros comentarios.
Abrazos!
El amor platónico, ese inalcanzable, ese que es perfecto por no poderse conseguir. Nunca nos defrauda pues al no tenerlo no contrariará ninguna de nuestras expectativas. Pero pasará al olvido con el tiempo. Es el precio cuando se sabe que la perfección es inalcanzable. Al final se es más feliz con un estrellado entre los brazos, que con una estrella en el firmamento.
ResponderEliminarBesos