jueves, 1 de diciembre de 2011

Brujerías

Pablo cruzó cabizbajo el patio del colegio mientras los demás alumnos seguían su andar con una mezcla de lástima y admiración. El director lo esperaba en su despacho con mirada grave, dispuesto a asestarle un castigo ejemplar por hacer que el maestro se clavara repetidamente el puntero en el ojo. Sin embargo, el niño nunca llegó a pararse tembloroso y compungido frente aquel imponente escritorio de dirección. Simplemente desapareció. Dicen que vieron a Pablo por última vez con el ceño fruncido y los ojos cerrados, cosa que siempre solía hacer cuando deseaba con fuerza que algo sucediera. 




19 comentarios:

  1. Recuerdo el dibujo...

    Gracias, Sara, por tantas cosas...

    Un beso.

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  2. Cerraré los ojos y desearé con fuerza!!!

    Besos!...Ah! la expo de fotografía que te comenté comienza el 9, ha habido un cambio de fechas.

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  3. Fenomenal. Si hubiera tenido semejante capacidad en mis épocas infantiles, probablemente ahora tendríamos una cantidad enorme de profesores tuertos. Y no será por no fruncir el ceño, te lo aseguro.
    Saludos

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  4. Sara, este niño tuyo es mágico. A veces ya me gustaría a mí poder tener ese don de desaparecer cuando quisiera, ¿quién no?
    Me gustó tu micro.
    Un abrazo.

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  5. Me gustan estas brujerías y veo perfecto ese ceño fruncido y los ojos cerrados de Pablo, tanto por tus palabras como por tu dibujo.

    Besitos

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  6. Me gusta la sencillez de la historia, me llega con la misma claridad que la ilustración. Juego limpio, magia blanca.
    Abrazos.

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  7. Que linda historia!! Un placer pasearme por tu blog, muy ameno. Vuelvo pronto, te sigo!


    Sawabona!!

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  8. A mí ese niño tuyo me ha dado mucho miedo. ¿Qué estará pensando?

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  9. Ya quisiera ser yo Pablo. El niño puede dar un poco de miedo pero tal como tú lo cuentas solo siento ternura. Un beso.

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  10. Mas de uno quisiera poder hacer eso jaja
    un beso

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  11. Tu relato me hace pensar en la pérdida de la inocencia, en el paso de la pubertad a la madurez, Desaparece el niño, se hace hombre. No obstante a los maestros hay que respetarlos siempre, o casi. El dibujo me gusta.

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  12. Eso es el poder de la mente????

    Que miedo :)

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  13. Amigo mortal: Ayer estuve organizando mis dibujos y se me ocurrió este microrrelato tras volver a ver el gesto de este niño.
    Gracias a ti, por tu presencia.

    Juanlu: Gracias por la información. Me pasaré por allí. Besos.

    Xesc: Hubo épocas en que esos punteros eran muy odiados. Y las revanchas se quedaban en meros deseos...

    Nicolás: Quién no ha sentido la necesidad de "desaparecer" ante determinadas situaciones. Este niño mágico parece que lo consigue.

    Elysa: Es que el desear con fuerza se refleja en los ojos apretados y esa frente arrugada, como si intentase hacerlo realidad con la mente. Y también está ese miedo de no conseguirlo, y de conseguirlo también...

    Susana: Sí, yo me lo imaginé con una magia sin malicia, casi originada por un intenso miedo.

    Hola Marylin: Encantada de conocerte. Gracias por la visita. Me he pasado por tus blogs y me he detenido allí un largo rato.
    Un abrazo.

    Luisa: Da miedo pensar que hará cuando tenga plena consciencia de sus "habilidades"...

    Mar: Sí que sería muy "guay" ser como Pablo. Aunque los demás, como ese profesor, no pensarían lo mismo :-)

    María Luisa: En realidad, siempre está en nosotros hacer que las cosas sucedan. Solo que debemos que trabajar mucho para conseguirlo.

    Ximens: Cuando desaparece el niño y llega el hombre, ya no acepta con la misma inocencia una abusiva autoridad. Aunque, como dices, siempre hay que mantener el respeto.

    Abrazos fuertes y gracias por vuestros comentarios.

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  14. Dani: Eso parece. Da miedo un poder así, en que alguien que no lo controle o lo use con mala intención. Deseando con el corazón, los resultados serían seguramente distintos...

    Un abrazo.

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  15. ¡Consiguió desaparecer! La de veces que lo intenté yo... a veces lo conseguía y otras no, pero nunca conseguía desaparecer del todo...

    La imagen es una maravilla, es diferente a lo que sueles mostrar aquí y es preciosa.

    Besos

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  16. Querida Sara, por fin un ratito para pasearme por aquí a des-horas. Me gusta tu ilustración de Pablo, un niño que sabe que puede conseguir lo que se proponga, y más que miedo, lo que me recuerda es nuestra fuerza interior para lograr nuestras metas.

    Besos Sara.

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  17. Hola Sara: Si el maestro Peregrino Martínez hubiese tenido a un alumno como tu personaje, yo jamás habría recibido aquellos reglazos en cada mano por haber olvidado las medidas de capacidad.

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  18. Ximo: Quién no deseó desaparecer así alguna vez...
    Pocas veces me da por ilustrar con los pinceles, y es verdad que el estilo aquí es diferente.

    Laura: ¡Cuánto podemos conseguir si ponemos toda nuestra energía en ello!

    Guillermo: En aquellas épocas en que se abusaba de punteros y reglazos bien hacía falta un niño como estos.

    Abrazos y gracias por pasaros por aquí y comentar.

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  19. Oye, qué bien has pintado y descrito a ese diablillo, jajaja!!!
    Un abrazo

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