viernes, 20 de enero de 2012

Retrato de una anciana

La inmovilidad de sus dolientes pies remojándose en la palangana contrasta con el continuo trasegar de sus manos entre agujas, lanas y el mando del televisor. Solo un avezado observador podría captar, bajo esa supuesta mirada de contento, el tedio de su rostro mientras entreteje de rosa las telenovelas ñoñas de la tarde; o la mueca de fastidio al intentar hilar la logomaquia absurda de los programas que preceden a su cena frugal. Es cuando la abuela se acuesta sola en la cama  –y se quita los dientes junto a la peluca que eterniza su peinado– el momento en que se retira la máscara que oculta la hondura de su soledad. 


Este microrrelato ha sido publicado hoy en:


Os dejo el enlace aquí.


7 comentarios:

  1. Por allá te dejé mi admirado comentario, Sara!

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  2. Sara, estupendo retrato de una anciana acuciada por la soledad, esa que tanto daño hace a ciertas edades.
    Me gustó mucho.

    Un abrazo.

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  3. ¡Jo, Sara! ¡Qué profundo! Ahondas en el alma de la anciana con la precisión de un bisturí en manos de un experto cirujano.
    ¡Bravo!

    Un beso.

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  4. Gracias Patricia por pasarte por aquí y por allí :-)
    Besos.

    Nicolás: Debe ser duro pasar los últimos años de nuestra vida en soledad.
    Un beso.

    MJ: Hay tantas ancianas así...
    Un abrazo.

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  5. La vejez, su indignidad, sus miserias, son peor que la muerte. Me voy a La Esfera. Un beso.

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  6. Qué bien reflejas esa soledad, que mitiga con la tele para no sentirla de continuo. Y es en la noche, sin tele donde esconderla, donde más grande y helada se siente la soledad. Triste y hermoso.

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  7. EXCELENTE!!!!!!!!!!!!!!!!!

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