Todos
sujetaban ansiosos sus copas. Descorché la botella y de ella emergió — además del
característico aroma arbolado y dulzón— un inmenso gusano de repugnante
aspecto. La beoda mirada de sus ojos tintos me hizo retroceder de un salto
hasta la puerta del restaurante, recular hasta la tienda de vinos y desde allí
a la bodega Palacete de Ínsula hace más de medio siglo, justo en el instante en
que una lombriz desaparecía dentro de la botella de cristal verdoso.
Sara, qué susto y qué asco... Pero la demostración de que el vino a-l-a-r-g-a la vida.
ResponderEliminarUn besoooo
Dicen que el vino tiene propiedades beneficiosas, tu bien apuntas una :-)
EliminarUn beso.
Qué asco y... cuánto alimenta el vino, fíjate.
ResponderEliminarY tú apuntas otras de sus propiedades: alimenta jajaja.
EliminarUn abrazo.
Alarga la vida, alimenta... cuántas propiedades benéficas podríamos encontrar, no? Acaso podríamos viajar en el tiempo?
ResponderEliminarYa me voy en busca de un vinito cosecha 1958...
besos!
Apuesto por un buen vino, pero sin gusano...
ResponderEliminarBesicos
Sin gusano, mejor.
EliminarBesos, Cabopá.
Me gusta mucho cómo has leído el vino, ese reserva que es como las estrellas, testimonio, fragmento de historia, en la mirada beoda de ojos tintos. Un gran reserva, sí señor. Bien dicho.
ResponderEliminarAbrazos
En unos segundos podemos viajar al origen de las cosas, con nuestra imaginación de lo que podría haber sucedido.
EliminarGracias Xesc por tu comentario.
Un abrazo.
El gusano es una metéfora perfecta...
ResponderEliminarMe gustó mucho este relato, Sara.
Un abrazo ( o dos).
Me alegro que te haya gustado, Kayla.
EliminarBesos dobles.
Precioso gusano embotellado Sara.
ResponderEliminarLo viejo o con solera...también puede tener "bichitos"...¡prefiero el vino de año por si las moscas!.
Buen micro querida.
Besos.
Los bichitos son parte de la vida. Como las moscas jaja.
EliminarMejor un vino añejo que no viejo...
Besos, Laura.
Sara, genial este retroceso de esa lombriz que ahora es añeja y de gran valor, al ser también reserva. Por otra parte no deja de ser naturaleza el gusano en cuestión, aunque claro cuando nos lo muestran la aprensión es grande.
ResponderEliminarBesos.
Sí, que conste que no me gustan nada los gusanos. Tal vez por eso dicen que escribir ayuda a exorcizar los miedos...
EliminarUn abrazo.
El gusano tiene precisión de catador: Dice que es un vino noble, suntuoso, quizás impregnado de cierto pesimismo. No hay duda de que proviene de una viña escualida y petulante, a la que el sol ateza únicamente en el crepúsculo. La barrica donde ha envejecido conserva todavía un matiz hediondo, como a sulfato. Puede que el árbol con que fue hecha fuera regado alguna vez con aguas fecales y putrefactas o que chorreara demasiada savia. Se debe beber al instante, apurándolo deprisa para que la luz no termine de destruir su ya truncada frescura. En la garganta persiste como el incrédulo y breve grito de María Antonieta guillotinada en los sangrientos patíbulos de la revolución francesa...
ResponderEliminarUn abrazo.
Prefiero decir "gusano" y que los demás imaginen lo que esto pueda implicar. Así de explicito da más asco :-)
EliminarDe todos modos, estamos más acostumbrados en los relatos a leer sobre muerte y sangre (ni nos inmutamos ya), pero ¡cuántas sensaciones desagradables nos despierta un gusano!
Un abrazo, Amigo mortal.
¡Ostrassss! ¡Qué miedo! Me lo pensaré mucho antes de abrir una de esas botellas. Menos mal que prefiero el vino joven ;-)
ResponderEliminarUn beso, Sara.
Da miedo, sí. ¡Pero es un cuento! Que no me culpen de hacer mala publicidad jajaja.
EliminarUn beso.
Me dejás muda, Sara.
ResponderEliminarSólo esto:
APLAUSOS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Oh! qué bien que te haya gustado, Patricia. Es un texto un poco raro, pero salió así, junto al dibujo que lo acompaña.
EliminarUn fuerte abrazo.
Menudo viaje terrorífico. Es que a mí los gusanos me parecen el ser vivo más repugnante. No sé si podré dormir. Pero me ha gustado.
ResponderEliminarCoincido contigo, Araceli, a mí también me repugnan los gusanos. Y eso que de niña me gustaba jugar con todo bicho que encontraba en el jardín...
EliminarGracias a tu visita he conocido tu blog, y me han parecido estupendos tus microrrelatos. Nos leemos.
Un abrazo.
Uf Sara, qué asco... Si me pasa algo así no vuelvo a probar el vino, espero no tener pesadillas esta noche. Genial tu ilustración y tu relato. Felicitaciones, porque éste seguro no deja indiferente a nadie.
ResponderEliminarUn abrazo desde mi mar,
El micro trae un gran sobresalto. Pero hay que estar preparado para todo :-)
EliminarGracias Yashira por tu comentario.
Besos.
Buen repaso a la historia del vino, es evidente que era bueno, entró lombriz salió gusano.
ResponderEliminarBesitos
Es que los pequeños problemas si no los solucionas acaban creciendo mucho.
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