Di dos toques suaves a la
puerta y entré. Las persianas de su cuarto dejaban pasar tan afilada la luz que
se recortaba en finas rayas su silueta. Así, sin ropa, se me antojaba más niña.
Le di un beso en la frente y me fui. Pude percibir a mi espalda sus sollozos.
Tras veinte años juntos aún me lo recrimina.
Sara, muchas veces no reparamos en las personas que nos rodean, sin saber que quizás son las que nos marcaran en el futuro. ¿Quién se lo iba a decir a ellos?
ResponderEliminarBesos.
Es verdad, Nicolás. A veces la felicidad no está en mirar más lejos, sino en mirar mejor lo que tenemos cerca.
EliminarUn abrazo.
Me dio "cosita" y a la vez un poco de incertidumbre.
ResponderEliminarFui cuñado de mi mejor amigo, quiza sea por eso :)
Puede que sea por eso.
EliminarUna de las cosas que nos atrae de leer historias es que muchas veces nos sentimos reflejados en ellas.
Un saludo.
Que historia tan bien contada, Sara. La frase con la que cierras es buenísima (contar sin decir). Por cierto, una situación donde nos vemos reflejados muchos hombres; quien más quien menos ha tenido amigos con hermanas.
ResponderEliminarBuen micro, felicidades.
Gracias, Fran. Una situación muy común en la adolescencia, los primeros "enamoramientos"...
EliminarUn abrazo.
Muy buena historia, Sara, traes una realidad o una fantasía que está en la vida de muchos hombres.
ResponderEliminarBuen final.
Besos.
HD
Tan solo un momento o una pequeña anécdota aparentemente sin relevancia que puede marcar el rumbo de nuestra vida.
EliminarGracias por pasarte por aquí a comentar, Humberto.
Un abrazo.
Oye Sara ¿la ilustración es tuya? ...es muy bonita, la verdad.
ResponderEliminarPues mira, yo creo que los hombres siempre se fijan en aquello que no deben , jajaja, y así les va en muchas ocasiones. A mí me gusta mucho tu final, esa recriminación encubierta que queda al descubierto cuando ya se marcha.
Un besote Sara.
Hola, Laura. Sí, el dibujo es mío, lo hice ayer para el texto.
EliminarFijarse en aquello que no debemos supone un reto, y hay edades en que eso no se puede evitar :-)
Y otra cosa: solemos recordar más lo negativo que lo positivo ¿por qué será?
Un beso.
¡Qué buen final!
ResponderEliminarExcelente micro...
Saludos.
Gracias, Juanito.
EliminarUn abrazo.
Este microrrelato, de narratividad ajustada y tensión de pulsaciones altas, tiene -para muchos de sus lectores- un poder evocador por lo que ya ha confesado más de un caballero en los comentarios; el que más, el que menos, ha tenido un amigo con una hermana deseable.
ResponderEliminarA mí, lo que más me gusta de la historia es el mensaje soterrado en la frase final. Aquí, como siempre, fue ella la que logró lo que deseaba.
Un abrazo,
No se puede vivir con reproches.
ResponderEliminarUn buen micro Sara. Me encanta el dibujo.
Besos desde el aire
Había que saber esperar. Hay cosas para las que a veces es demasiado pronto, y aunque s elo recrimine, no llegó tarde.
ResponderEliminarSonrisón, muy dulce y al parecer muy acertado.
ResponderEliminarBesos!
No sé qué me gusta más, si el micro o el dibujo.
ResponderEliminarMi enhorabuena doble.
Abrazos, cinco.