Margaret se acerca al bar mirando desde lo alto de
su nueva nariz y, discretamente, pide coca. Le traen cola. Agarra al camarero
del cuello de la camisa y lo acerca hacia ella para susurrarle al oído “una
raya”. Él se separa enseguida con un “no se preocupe, señora, de aquí no pasa”.
Alterada golpea la barra diciendo que lo que quiere es un viaje, un buen
subidón. El camarero llama al chófer, que la
lleva en su descapotable por la autopista a toda velocidad. Horas más tarde,
Margaret regresa al hotel con la falda aún flotando en el aire y desmelenada
hasta las cejas. Llama al ascensor y un joven de colorido
uniforme sube a su lado. Ella le muestra provocadora el escote de su
blusa, pero el botones, solícito, se la abrocha.
Este texto surgió mientras cursaba el "Microtaller de
Humor"
impartido
por la Escuela de
Fantasía.
Estáis a tiempo de apuntaros al próximo taller que comienza el 20 de febrero y dura una semana.
Simpático micro Sara. Un saludo.
ResponderEliminarGracias, Yashira. Un beso.
EliminarJjajjajja gracias por las risas Sara!!!
ResponderEliminarBesos desde el aire
Me alegro que te haya hecho reír.
EliminarUn beso, Rosa.
Jajaja!!! Estupendo por la hilaridad y la ironía! Saludos desde Buenos Aires!
ResponderEliminarPracticando un poco con el humor y la ironía, que siempre vienen bien.
EliminarUn abrazo.
Muy bueno,me ha encantado ese botones, jejeje
ResponderEliminarBesicos muchos.
Ese botones parece que sí sabe hacer su trabajo :-)
EliminarUn abrazo.
Hay días que no hay quien se haga entender. :-)
ResponderEliminarQuizás en ese hotel no son buenos "entendedores". O tal vez sí y quieran fastidiarla (o ayudarla, según se mire :-)
EliminarUn saludo.
Harta tiene que estar y con un cabreo de narices!!!
ResponderEliminarUna buena enseñanza moral es la que hace aprender al lector lo que tarde o temprano tendrá que aprender por sí mismo. ¿ Qué es la droga sino un último afán de escapar de la realidad, como quien, hastiado de los sabores cotidianos, sólo tiene paladar para los estridentes ?
EliminarUn abrazo fuerte.
Seguramente no aguante hospedada en ese hotel por mucho tiempo...
EliminarUn abrazo.
Me ha gustado mucho, gracias!
ResponderEliminarBesos,
Carmen
Gracias a ti, Carmen, por la visita.
EliminarUn beso.
Amigo mortal: Es seguro que hay muchas otras cosas sanas que nos pueden proporcionar un buen subidón :-) Quizás ese hotel es una clínica de rehabilitación encubierta. "Rehab Hotel" jajaja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me ha gustado mucho tu relato.Tanto que me asaltan ideas y nuevas versiones para mis relatos, que no son gran cosa.Sólo decirte que me ha encantado,saludos desde Las Palmas.Jesús
EliminarLos despropósitos y las contrariedades casi siempre consiguen robar una sonrisa, Sara.
ResponderEliminar¡Un trabajo bien hecho, sin duda!
Un abrazo,
Esa capacidad de darle la vuelta a las cosas, y transformarlas en algo más bello es genial. Toda una locura de vida tras una idea equivocada, que le lleva a dar un paseo por otros aires menos dañinos que al final desprende una sonrisa irónica. Genial Sara, me has hecho disfrutar del micro desde la primera frase.
ResponderEliminarFco Marcos
¡Jajajaja! Excelente...
ResponderEliminarSaludo.