Los pequeños golpecitos se
sucedían una y otra vez. Con cada sutil pinchazo podía sentir la tinta surcando
su piel, tatuando ese rostro extraño sobre el suyo. Se despertó en el suelo del
baño. Su cara estaba tan ensangrentada y rota como el espejo que la había
dibujado.
Microrrelato publicado aquí, en Esta noche te cuento, fuera de concurso. El tema del mes es: El retrato.
Un relato terriblemente bien escrito y con un titulo que ni pintado.
ResponderEliminarUn beso
Un reflejo tatuado, una marca indeleble de lo que fuimos.
EliminarGracias, Ana. Un beso.
Leí su texto en "Esta noche te cuento" y seguí el enlace publicado. Impresionante texto y aún más la ilustración. Saludos.
ResponderEliminarHola Elizabeh. Gracias por llegar hasta aquí y quedarte.
EliminarUn abrazo.
Genial el microrrelato, enhorabuena.
ResponderEliminarGracias, Sergio. Un saludo.
EliminarA una obra de arte no se le exige hoy más que una cosa: que no nos mate.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Por lo menos eso!
EliminarEl arte debería ser creación (aunque sea efímera) pero no destrucción.
Un abrazo, Amigo mortal.
Un final espeluznante.
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