—Que se arrime
un poco más al borde de la cama para bajar —sugirió la enfermera, pero ni así
Maura era capaz de incorporarse. Aquella cesárea de urgencia le dolía tanto…
Tenía el vientre partido en dos, como el corazón. Finalmente se puso en pie, se ató la bata y arrastró las pantuflas hasta la sala
de incubadoras. Su bebé la aguardaba.
La frase de inicio para participar en ReC era: "Que se arrime un poco más al borde de la cama."
Ternura ..
ResponderEliminarBesos
Amor, dolor, ternura... hay de todo en esta vida.
EliminarUn abrazo, Aniagua.
Partido el corazón como el vientre. Con razón no tenía ganas de levantarse, si hubieran estado lo dos, seguro que le dolía menos.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Seguro que dolía menos. El dolor del parto es el mas dulce...
EliminarUn abrazo.
Tierno y duro Sara, por la vida que empieza y por la que se va, alegría amarga.
ResponderEliminarUn abrazo.
Risa y llanto, todo junto. Alegría amarga, como dices.
EliminarUn abrazo.
Un relato que pasa de la crudeza más absoluta a la ternura. Gran contraste.
ResponderEliminarNo concebía hacer un cuento así sin añadir un poco de esperanza, de vida que comienza.
EliminarUn abrazo.
A veces pienso en escribir un texto con estrategia de muñeca rusa, donde un personaje contenga a otro, salga de otro. Pero tú te has superado en este precioso micro. Todo queda en un círculo de tristeza como si la más grande de las muñecas fuera contenida por la pequeña que se pierde. Desde luego, este trabajo de creadora de micros tan humanos me emociona. La técnica, asentada en un profundo conocimiento de la realidad que te rodea, ha llegado a la cumbre de tu blog para ser entregada sin pudor a tus maravillosos seguidores y lectores.
ResponderEliminarMe pregunto por las personas que han renunciado a la belleza, cuándo renunciaron, cuándo se extraviaron buscándola y se perdieron en el laberinto, es decir, se salieron de él, por diferentes circunstancias tristes de la vida...A esas personas les digo que imaginen a alguien que, a diferencia de ellas, todavía confía en encontrar el objeto buscado en el interior del laberinto de su vida. Alguien que está cerca, aunque a la vez tan lejos, Alguien llamada Sara, cuyas letras están contenidas en mi nombre...
Un abrazo fuerte.
Gracias por tus palabras Amigo mortal, que vienen en un momento en que me planteo si sirven para algo mis textos. Y tal vez me has dado la respuesta: los mejores jueces puede que seáis vosotros, los lectores.
EliminarY qué terrible renunciar a la belleza, sería como renunciar al mundo, a la vida.
Otro abrazo fuerte para ti.
Tierno, Sara, muy tierno.
ResponderEliminarPrecioso Sara, me ha encantado cómo comienzas el micro, manejas a la prefección la introducción de la frase obligada y en pocas palabras nos muestras una situación desgarradora.
ResponderEliminarUn abrazo.
La frase la dejas que cruce puertas, para seguir un camino inesperado. Que lleva a la ternura. Muy bueno, Sara.
ResponderEliminarUn abrazo.
Uyyyy ¡qué recuerdos me trae esa situación! ¡qué recuerdos de cesárea! ¡y de enfermeras diciendo que no era nada...que había que levantarse...y todo eso!. Y tras un par de transfusiones lo conseguí, pero estaba claro que ¡algo fallaba y mis mareos no eran en vano!.
ResponderEliminarMuy buena aportación para el REC, Sara, seguro que más tarde o más temprano estás entre el grupo de elegidos para esa gloria ¡la gloria del REC! :)
Un abrazote
Duro microcuento, tan real como la vida misma. Tus micros transmiten todas las sensaciones con una efectividad increíble: muchísima habilidad en tus letras.
ResponderEliminar¡Saludos!