viernes, 29 de noviembre de 2013

Contacto

Aquellos seres invisibles se habían revelado capaces de todo, y aun así, era imposible concebir cómo lo hacían. Al principio irrumpieron en mi mente como un simple pensamiento, pero a medida que iban tomando forma en mi cabeza su imagen se hacía más nítida, más potente, más real. Tanto, que mis ojos pasaron a ser los suyos. Entonces los vi. Y fue como mirarme al espejo. 




6 comentarios:

  1. Aupa Sara!!
    Veo que sigues siendo tan buena como cuando me marché!
    Como siempre, no sólo la imagen sino el texto están en armonía. Ahora, casi que cambia de espejo que no te hacen mucho bien, jaja.
    Besos!!

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    1. Gracias, Sucede. Es una alegría volver a verte por aquí.
      Mmm, no sé si la culpa la tiene el espejo o esos seres invisibles :-)
      Un abrazo.

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  2. Tiene un punto inquietante. Me trajo a la memoria "Lo Que Se de los Hombrecillos" de Millás.

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    1. Tendré que leer a esos hombrecillos de Millás, los tengo pendientes :-)
      Un abrazo, Miguelángel.

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  3. Al parecer, Sara, los mentados hombrecillos llevaron al extremo eso de "ponerse en el lugar del otro". MUY BUENO, me gustó mucho.

    Cariños, Mariángeles

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