sábado, 5 de febrero de 2011

Éxodo

El arrullo de las olas lo adormece. Se deja acunar y zarandear como un náufrago resignado en brazos del océano. Sólo queda él en la pequeña embarcación. Sueña que está en un moisés y que pronto una princesa lo sacará de las aguas. Nada sucede. Continúa a la deriva en ese inmenso desierto mojado de sal. Despierta cuando su barca destrozada ya está varada en la playa. Ha llegado a la tierra prometida. Se arrastra entre pequeñas dunas y palmeras hasta que grandes edificios aparecen ante su vista. Ha sobrevivido a su éxodo y aún así, sabe que no es suficiente. No sin papeles. 



6 comentarios:

  1. Posiblemente lo drámatico del tema, haya hecho que la ilustración séa la más simple que te conozca. Entendiendo simple como poco barroca.
    Visto lo que les espera, y que desconocen, uno piensa que es preferible sentirse arrullado en un moises y con las esperanzas vigentes. Esos edificios que asustan más que la peor tempestad...
    Un saludo Sara

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  2. El tema me ha sugerido una ilustración más "gráfica", en parte por que es recurrente en periódicos y noticias, y por lo que tú dices, su dramatismo.
    Gracias por comentar, Cormorán.

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  3. Qué forma tan bella de contar el suplicio de los que arriesgan su vida buscando libertad y trabajo.

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  4. Me alegra que te haya gustado, Artistalight. Gracias por tu visita y por comentar. Un saludo.

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  5. A muchas personas les molesta que vengan otras personas de otros lugares. No comprenden que la tierra no es de nadie y quien se mueve, arrancando sus raices, lo hace por motivos imperiosos.
    Buen texto e ilustración, Sara.
    Besos.

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  6. Gracias, Torcuato. Llevo ya muchos años en este país, pero alguna vez yo también llegué de lejos. Sin duda, es más duro para aquellos que arriesgan su vida en el intento.

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