Él cuenta hasta diez mientras mueve mágicamente sus manos. Ella se eleva en el aire, levitando. Suenan aplausos. Cuenta regresiva y ella desciende bruscamente sobre él, aplastándolo con su elevado peso. Entonces, en un intento de aligerar el bochorno, el mago realiza su truco final y la convierte en paloma.
¡Jeje! El truco de la paloma suele ser infalible.
ResponderEliminar¡Muy chulo!
Besos, Sara.
Abracadabra pata de cabra y la palabra se convirtió en cuento.
ResponderEliminarFantástico.
Me encanta tu televisión prehistórica : La imaginación. Tu imaginación, Sara. Nunca jamás se conoció televisión mejor y jamás se inventará otra semejante. Porque en tu imaginación tengo todos los canales a mi disposición - no he olvidado tu anterior micro -. Ningún director de cine ha filmado con tan bellos colores como los que tú eliges y te inventas a placer. La fantasía sigue funcionando aún en este tiempo de esterilidad colectiva. Los niños de hoy, igual que los de ayer, hombres hoy, necesitan la imaginación más que nunca, necesitan a alguien que derroche fósforo mental y enriquezca sus almas.
ResponderEliminarBravo por el mago y por la maga.
ResponderEliminarAbrazos fuertes,
PABLO GONZ
ja ja!!! me encanta desde el título.
ResponderEliminarBesos de corazón, sin magias
Me gustó mucho este relato, Sara, quizá por lo que interpreto: un buen mago es alguien que (mientras esté en su mano) sabe sortear con su esfuerzo e imaginación los obstáculos de cada día de su vida
ResponderEliminarOs deseo que siempre tengáis un as en la manga para aligerar el peso de las situaciones difíciles.
ResponderEliminarGracias a todos por vuestros comentarios. Espero que disfrutéis de estas merecidas vacaciones.
Abrazos gigantes.
;)
ResponderEliminarMe gustó, Sara. He visto perfectamente la escena.
ResponderEliminarBesos.
Otra sonrisa para ti, Cormorán.
ResponderEliminarY para ti, Torcuato, otro beso.
Gracias por leer y comentar.