Despierto soñó su muerte. La veía llegar erguida y oscura; empuñaba sus deseos de morir y se los clavaba. Afectado por ese veneno soñó
con la vida. Se acercaba grácil, luminosa; le devolvía sus deseos de amor con besos. Entre la agonía y el éxtasis, el hombre dudaba que pareja elegir.
¿Caramba, Sara! Creo que la elección es obvia. Esta pareja es de lo más radical.
ResponderEliminarBesos
Cuando deséo terminar con todo, cuando estoy convencido de ello, llegan los recuerdos a rescatarme y brindarme la ilusión de otro baile.
ResponderEliminarUn beso Sara
Es una elección radical, Elysa. Y aunque para nosotros la elección es tremendamente obvia, hay algunos que dudan qué pareja elegir.
ResponderEliminarUn beso. Gracias por comentar.
Hola, Cormorán. ¡Qué bien has definido ese estado concreto de ánimo a que se refiere el relato!
Un abrazo.
Una dualidad inseparable, donde a veces gana la muerte y a veces, las más, gana la vida.
ResponderEliminarMe ha encantado este micro, Sara.
Besos.
La mayoría de las veces gana nuestra intención de vivir. Pero al final no hay nada que hacer.
ResponderEliminarSi depende de nuestra elección, la mayoría de las veces gana la vida. Aunque llega un momento, al final, en que es la muerte quién nos elige a nosotros.
Gracias MJ por tu comentario. Un beso.
Me ha gustado, Sara, sobre todo, por ese final tan humano, "entre la agonía y el éxtasis".
ResponderEliminarLa agonía y el éxtasis, el placer y el dolor... siempre tan unidos, tan humanos.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Mirina. Un beso.