Una tarde de verano paseaba en bicicleta por
el paseo marítimo. Iba pegada a la derecha, más preocupada en esquivar el
tráfico que en disfrutar de mis pedaladas. Una chica con escayola en la pierna que
caminaba por la acera se acercó entonces al bordillo y levantó una muleta a mi
paso, dándome de lleno. Perdí el equilibrio y la bici aplastó mi rodilla, que
se quebró contra el suelo. La joven, mientras tanto, me observaba. Entre
quejidos de dolor le pregunté por qué lo había hecho, a lo que ella respondió: “porque
me lo han hecho antes a mí”. Antes de alejarse cojeando la oí sentenciar: “Esto
es una cadena. Pásalo”.
Es cosa útil la escayola, sin duda, pero como las medicinas, que en efecto sanan, aunque, claro, primero hay que estar enfermo. Los que llevan muletas, como los miopes suelen tener muy buen ojo para el muletazo y muy malo para el brochazo. En fin, todos sabemos que el principal enemigo del ciclista lo ha tenido siempre a la salida de los hospitales...
ResponderEliminarGracias por hacerme reir. Un beso. Pásalo...
Es lo que tiene no estar al 100%. Que quieres que todo el mundo participe de lo tuyo.... Espero que en algún momento la caída de turno aterrice sobre algo positivo y se rompa la racha. Muy bueno entre líneas.
ResponderEliminarHola, Amigo mortal. Este texto se me ocurrió cuando una chica escayolada que hablaba con otra cerca del bordillo levantó una muleta para señalar con ella algo, justo cuando yo pasaba con la bici, y casi me caigo.
ResponderEliminarMe alegra haberte hecho reír. Un beso.
Es verdad, Montse, entre líneas es lo que significa el texto. Un abrazo.
ResponderEliminarLo has contado en un tono divertido, pero el trasfondo es serio. Hay personas con muy mala leche.
ResponderEliminarUn besito, Sara.
El tono neutro, despreocupado, con el que contás el micro lo vuelve aún mas terrorífico
ResponderEliminarExcelente, Sara!!!
¡Qué mala baba! Sara. Lo haces tan sencillo que estoy seguro que es real.
ResponderEliminarUn abrazo.
Deberíamos inventarnos cadenas para lo bueno, no sólo para compartir la mala suerte o lo que sea. Como siempre impactante, Sara.
ResponderEliminarJajaja, la cadena del mal rollo. Espero que funcionen también la de la solidaridad, la buena onda, etc...
ResponderEliminarAbrazos aún riéndome,
PABLO GONZ
¡Qué mala baba! Esas cadenas más vale no conocerlas, mejor intentar romperlas.
ResponderEliminarBesitos
MJ y Patricia: Lo conté como si fuese una anécdota cercana y divertida para no añadirle más mala leche a la historia (que ya tiene bastante) y porque aterran éstas cosas cuando crees que te pueden ocurrir también a ti. Abrazos para ambas.
ResponderEliminarNicolás ¿Quién sabe si no ha ocurrido y es real? Un beso.
Amando. Claro que sí. Las cadenas siempre deben ser para lo bueno. Como dice más arriba mi Amigo mortal: Un beso. Pásalo.
Hola Pablo. Claro que funcionan las cadenas solidarias. Y la buena onda siempre se contagia.
Abrazos impregnados de alegría.
Elysa. En cadenas como esas, por suerte, siempre hay un eslabón que sabe pensar por sí mismo y que no perpetúa la maldad. Un beso.
:)) ... Y la cadena continuó a un ritmo vertiginoso y el azar quiso que quien inició la cadena sufriera su fin. Ahora anda con dos piernas escayoladas
ResponderEliminarJajaja! Al final le ha llegado su castigo :)
ResponderEliminarUn beso.
Creo que escribir el micro en lugar de darle un muletazo a otro ciclista es una estupenda manera de romper la cadena :-)
ResponderEliminarSaludos...
Jajaja, ¡vaya mal bicho!, jajaja.
ResponderEliminarBuena ocurrencia, convertir un hecho sencillo en una historia divertida y pelín malévola, jajaja.
Besos
Menuda cadena no? No des idea que muchas veces la realidad supera la ficción...
ResponderEliminarUn saludo indio. Pásalo.
Claro que sí, Roberto. Escribir ayuda a descargar los malos rollos. Un saludo.
ResponderEliminarHola Luis. De los hechos más sencillos suelen surgir buenas historias. Besos.
Hola No Comments. Espero que nadie tome esta historia como ejemplo, que es pura ficción :) Saludos.
Es precioso e inquietante.Te ruego que si me ves por algún paseo marítimo...por favor...no me la pases.
ResponderEliminarPásalo.
Un beso sin tropiezos
Si te veo por algún paseo marítimo, Albada, te doy un enorme abrazo :)
ResponderEliminarMuy buen micro!.. me gustó, no me causó gracia para nada... es preocupante pensar que cosas así suceden realmente. Un beso.
ResponderEliminarÉstas son de esas cosas que no sabes si te hacen reír o llorar. Gracias por tus comentarios, Julián. Un abrazo.
ResponderEliminarQué maldita cadena!! jaja
ResponderEliminarMe gustan mucho tus micros.Sigo leyendo
Besos
Este tipo de cadenas malditas, las que nos "rompen", son las que más ansiamos romper.
ResponderEliminarGracias Renate por tu comentario. Un beso.