Apenas puede andar. Un tajo sangrante en la pierna le impide
seguir adelante, pero se arrastra igual por esa continua sucesión de pasillos y puertas que no lo
lleva a ninguna parte. Intenta leer los letreros indicativos, pero están ilegibles,
como si alguien, de tanto frotar, los hubiese borrado. Tampoco hay nadie que
salga en su auxilio y se pregunta adónde han ido todos esa noche en el hospital.
Está solo. O eso supone, porque cuando
decide regresar por donde vino siguiendo el rastro que su propia sangre ha
dejado en el suelo, solo ve baldosas blancas, tan asépticas que le devuelven su
reflejo. Observa que su herida está limpia y desinfectada. También sus zapatos
y sus ropas van recobrando su brillo original. Le rechinan los dientes
como después de un cepillado y comienza a sentir escozor en la piel y en el
pelo, signos de un restregado intenso con esponja y jabón. Desconcertado
comprueba que está desapareciendo y entonces piensa que algo no está bien en
ese maldito hospital, porque nada allí encaja. Eso mismo piensa el celador.
¡Jaja! ¿El celador era Don limpio?
ResponderEliminarHola, Sara ¡Qué bien que has vuelto!
Reluciente micro ;-)
Un besazo.
Se nota que has estado de mudanza, el micro está muy logrado, en su papel.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola MJ y Adivín. Hay que ver lo me ha inspirado tanta fregona y cepillo :)
ResponderEliminarAbrazos para ambos.
Bienvenida, Sara!
ResponderEliminarExtrañaba tus Micros Ilustrados
Siempre es un placer leerte
Abrazos
Adquirir la sabiduría por medio de no aceptar tus dificultades, sino volviéndote observador de ellas, renuncias a sufrirlas.
ResponderEliminarY te ocupas de lo realmente elevado.
Haber sobrevivido una mudanza te fortalece.
Sigue tan guapa.
La frase final me ha matado. De repente he visto a dos personas frotándose como locos, desapareciendo, cada uno en un lado de un pasillo muy largo, viendose, descubriéndose y, sobre todo, no entendiendo nada.
ResponderEliminarQué imagen!!!
Muy buen relato.
ResponderEliminarAl leerlo me he imaginado una libreta, un personaje dibujado en la misma y un borrador acabando con su vida.
1 besazo combustionado.
Espero tu próxima visita.
http://lairaconira.blogspot.com/
Recibiste cinco talentos y nos has entregado ya diez.
ResponderEliminarUn beso.
Hola, Patricia. Yo también me alegro mucho de verte. Un beso.
ResponderEliminarCarlos. Debo ser entonces muy fuerte, ya que he sobrevivido a muchísimas mudanzas en mi vida :) Y tienes razón, lo mejor es observar y aprender de las dificultades. Un abrazo.
Hola, Luisa. No me había imaginado al celador también desapareciendo, pero es verdad que la imagen es más potente. Un saludo.
Laira. Un gusto saludarte y pasarme por tu estupendo blog.
He escrito ya uno sobre un personaje eliminado por la goma de borrar. Puedes leerlo aquí:
http://microrelatosilustrados.blogspot.com/2011/03/el-cazador.html
Un beso.
Hola, mi gran Amigo mortal. Respondiendo a tu comentario anterior, todavía intento crear mi "gran obra", y tengo tanto todavía por aprender para llegar a hacerla... Quizá, al final, la gran obra solo sea ese camino que recorremos para lograrla. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarYo creo que se restregó con piedra pómez. Tanta asepsia, tanta pulcritud para al final convertirse en trazos de un dibujo. Buena idea la de escribir un microrrelato y acompañarlo de una ilustración. Es una tarea doblemente creativa.
ResponderEliminarMe gusta tu nombre y, por supuesto, tu blog.
Saludos, Sara Lew.
Hola, Óscar. Gracias por tu comentario. Escribir e ilustrar los micros requiere doble trabajo, pero también doble satisfacción.
ResponderEliminarMuy encanta tu blog. Hay mucha luz en él y bellas palabras. Un saludo.
Hola, Sara. Veo que la mudanza ha estimulado aún más tu creatividad. Este micro es muy potente y visual.
ResponderEliminarBesitos