Lagrimita
era un payaso que no podía llorar. Esa sonrisa perpetuamente pintada en su cara
no reflejaba su sentir, era simplemente la opuesta reacción a su amargura. Si
se cruzaba con la bella bailarina en el escenario del circo, Lagrimita no
paraba de reír, ya que pensaba que jamás podría aspirar a su amor porque era de
otro. Si tropezaba y caía o subía al trampolín y resbalaba, él enseguida se
erguía carcajeando, aunque ahíto de dolor y de vergüenza. Por ello todas las
noches, al acabar la función, Lagrimita corría presuroso a su camerino para
escribir, sobre las enjugadas hojas de su cuaderno, las palabras más alegres y
gozosas, convencido de que así propiciaría el llanto.
Sara, que pena por Lagrimita, que enamorado de un amor no correspondido no puede llorar su dolor. Es una bonita historia de amor muy original por el juego de los sentimientos de alegría y tristeza.
ResponderEliminarMe gusto. Un beso.
Qué pena de lagrimita. A mí, todos los payasos, me dan un poco de pena. Escribir palabras alegres para poder llorar, qué bonito... Un beso.
ResponderEliminarUn título muy adecuado, Sara, realmente triste paradoja, escribir cosas alegres para poder llorar.
ResponderEliminarSuerte con tu micro.
Besitos
Siempre me han producido tristeza los payasos...Buena paradoja Sara.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Un precioso cuentecito con todos esos contrastes que quizá tenemos todos los humanos en nuestro hondo sentir. Te deseo suerte en el concurso, estoy seguro que, como mínimo, quedará en muy buen lugar.
ResponderEliminarMuchos besos desde 'Poemas del volcán'
Hola, Nicolás. Sí que da un poco de pena que Lagrimita no pueda expresar como quisiera sus sentimientos. Un saludo.
ResponderEliminarMar: A mí también los payasos siempre me dieron esa sensación. Por eso creo que surgió así este cuento.
Un beso.
Elysa. Lo de la paradoja se me ocurrió porque justamente a mi, con ciertos medicamentos, me da "efecto paradógico", esto es que si son para dormir me despiertan, si son para relajarme me excitan... o sea, el efecto contrario :)
Un abrazo.
Rosa. A mí siempre me asustaron un poco los payasos, incluso de niña. Me producían tristeza. Pero seguro que no siempre es así, muchos se pintarán una sonrisa justo encima de las suyas, francas y entrañables.
Besos.
Muchas gracias, Luis. No sé que pasará con el concurso, pero la imagen de este mes me gustó mucho y disfruté con el personaje de Lagrimita.
Un abrazo.
Me gustan los relatos que, como éste, juegan con las alegorías y el simbolismo. Una sonrisa pintada tiene mucho de inquietante, al igual que los payasos, en quienes es imposible leer sus intenciones.
ResponderEliminarSaludos.
Es muy bueno. Un payaso que llora alegría. Eso me ha venido a la cabeza,porque él llora esa alegría en su cuaderno. Me tienes que decir cuando dibujaste esa pluma del blog de la micronovela. ¿Esos ojos camuflados son intencionados?
ResponderEliminarÓscar: Una sonrisa pintada es como una máscara; como tú dices, es imposible leer las intenciones que se esconden tras ella.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Montse. La pluma la dibujé hace unos meses; la hice para ilustrar un texto que se llama, justamente, "Inspiración". Es este:
http://microrelatosilustrados.blogspot.com/2011/05/inspiracion.html
Con respecto a los ojos camuflados, están ahí porque me encanta esconder ojos en cualquier rincón de los dibujos :)
Un beso.