martes, 7 de febrero de 2012

De mal agüero

Nunca fui supersticiosa, por eso no me importó alquilar el piso cuando me lo ofrecieron a buen precio. Era cómodo, espacioso y los rayos de sol se colaban afilados por las persianas. Solo me apenaba que los vecinos no simpatizaran con ese número y pasaran por mi puerta como si no existiera. Con el tiempo, el apartamento dejó de parecerme tan amplio como al principio. Tenía la impresión de que las viviendas contiguas iban ganando terreno. Lo primero en desaparecer fue el lavadero y la habitación de los trastos. Cuando ya me había acostumbrado a prescindir de ellos se esfumó el balcón. Solo permanecía la ventana al patio de luces donde tender malamente la ropa. Poco a poco tuve que adaptarme a vivir en una habitación, a que el sol no me despertase por las mañanas, a sentir esas cuatro paredes compactas aproximándose…  Fue en el momento en que todos los tabiques se convertían en uno cuando comprendí que el piso trece jamás había sido construido.
Ellos no lo saben todavía, pero ahora soy yo la que empuja con fuerza. Pronto se enterarán en el edificio lo que es la mala suerte.



Este microrrelato participa en:

certamen microrrelatos ventadepisos.com



29 comentarios:

  1. Es una fiebre lo de la mala suerte, seguro que tú no la tienes en el concurso.

    ResponderEliminar
  2. En el concurso te mereces toda la del mundo con este relato. Me gustó mucho.

    ResponderEliminar
  3. Me ha encantado. Hoy la cosa va de pisos y buhardillas, ja, ja. Un beso y mucha suerte en el concurso.

    ResponderEliminar
  4. Adivín: Dicen que tenemos la suerte que deseamos... Yo con que disfrutéis del micro ya me siento afortunada :-) Un beso.

    Cybrghost: ¡Gracias! Me alegra que te guste. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Me gusta mucho, Sara. te deseo mucha suerte.
    Me ha parecido muy original la forma que has manejado la propuesta del concurso.

    Besitos

    ResponderEliminar
  6. Mar: Jajaja. Es verdad. Esta mañana llevo leyendo varios micros que hablan de pisos, buhardillas, desahucios y demás...
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Elysa: Se me solapan los comentarios:-)
    Tenía ganas de implicar sutilmente a todo el edificio: la mala suerte le vuelve de tanto tratar de esquivarla.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. En Pekín me enteré de que muchos edificios no existe el piso cuatro. Les da mala suerte...a los supersticiosos, que haberlos haylos en todos lados.
    Me recordó a tu micro.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  9. Ya me temía que le ocurriría algo así,sobre todo por la película habitación 1301 creo que se llamaba.
    Pero un placer leerlo.
    Un beso^^

    ResponderEliminar
  10. Más que de pisos, desde el tren hemos leído sobre construcción de todo tipo, y me ha encantado ésta en la que el piso 13 se crea a sí mismo, en venganza del olvido al que lo relegaron. Querer invisibilizarlo por dar mala suerte...ahora sí que la van a tener!!
    Muy buen relato, Sara ;))

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  11. Buena vuelta de tuerca. Ayer vi en un reportaje que en China no construyen el piso número cuatro, que es como nuestro 13.

    ResponderEliminar
  12. CDG: No sabía lo del piso cuatro. Nunca pensé que ese número fuera considerado de mala suerte... En todo caso, como dices, solo les afecta a los que creen en ello.
    Un abrazo.

    Byron: Si la peli que dices es de terror, seguro que no la vi. Luego tengo pesadillas. Ya me costó dormir anoche pensando en este cuento :-)
    Un saludo.

    Maquinista: Se me viene a la mente la imagen del acordeón: los del doce y del catorce aplastando al trece, y el trece luego empujando para volver a aparecer...
    Dicen algunos que lo que se considera mala suerte solo son las malas acciones que regresan al que las provocó. ¿Karma?
    Un abrazo.

    Hola Manu. Gracias por la visita. Por vuestros comentarios ya me están entrando ganas de ver ese reportaje sobre el piso cuatro en China.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  13. Muy buen relato, Sara...
    Perdón por ser tan escueto, pero para que tanto blablablá, es un texto muy bueno y creativo.
    Un beso enorme.
    HD

    ResponderEliminar
  14. Está buenísimo, Sara. Me encantó el nudo propuesto. Cuando empiezan a desaparecer los ambientes el micro cautiva, succiona al lector, lo mete dentro de la historia y no lo suelta hasta el final.
    ¡Mucha suerte en el certamen!
    Un beso.

    ResponderEliminar
  15. Humberto: Te ha tocado... :-) El trece es un buen número, como todos los demás.
    Un abrazo.

    Daniel: ¡Gracias! La suerte es que os haya gustado. Abrazos.

    ResponderEliminar
  16. Woow que bueno!!! Espero que ganes :)

    Besazos enormes

    ResponderEliminar
  17. ¡Anda! Se me había pasado este micro.
    Da un poco de miedo, la verdad, pero está muy bien escrito.
    Suerte, Sara.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  18. :D Muy bueno.

    Seguro que este micro va a quedar entre los primeros de ese concurso, ya lo verás.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  19. Dani: Gracias!! Un abrazo.

    MJ: Es verdad que da miedo. Con lo claustrofóbica que soy... pero es solo ficción (o eso creo :-)

    Ximo: Ya veremos... Gracias. Un abrazo.

    Pablo: Me alegra que te guste. Besos.

    ResponderEliminar
  20. Pero qué micro tan espléndido. Me ha encantado. Me recuerda a la casita diez y tres de mi calle.
    El gato que la habita tiene una expresión extraña cuando pasa el cartero por delante.
    Un fuerte abrazo Sara.

    ResponderEliminar
  21. Me gusta mucho la ilógica esa que hace desaparecer el piso poco a poco. Me encanta que no descubras hasta el final que es porque es el trece y que no existe. De hecho, en mi humilde opinión, yo lo habría dejado ahí el relato. Me gusta mucho, Sara.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  22. Albada: A esas casas, por las dudas, es mejor no nombrarlas ni pasar delante de ellas :-)
    Me alegra tu visita. Un abrazo.

    MiguelÁngel: Sabes, no fui capaz de terminarlo ahí. Creo que la protagonista clamaba venganza jajaja.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  23. Pues hala, que se vengue, que se vengue, que hay vecinos que se lo merecen por malajes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que llega un punto en que los personajes hacen lo que quieren en el cuento. Qué se le va a hacer :-)
      Besos.

      Eliminar
  24. Este micro engancha desde la primera frase. Suerte.

    ResponderEliminar
  25. Terrorífico, asfixiante, muy bueno ese final vengador. ¡Suerte, Sara!

    Abrazos a pares.

    ResponderEliminar

Gracias por dejar tus comentarios.