lunes, 30 de julio de 2012

El testigo

Yo estaba justo ahí, detrás de los contenedores del callejón —todavía con la resaca del último chute— cuando apareció un señor bien trajeado prometiéndome dinero a cambio de que le hiciera un favor. En cuanto la tuve en mi mano algo se me revolvió dentro y no pude. Eso era caer demasiado bajo, inspector, y usted sabe que uno tiene sus límites. Y aunque me moría por meterme otra dosis, fui incapaz de hacer lo que me pedía. Entonces le devolví la pistola, y el tipo, sin pensárselo más, se voló de un disparo los sesos. 




23 comentarios:

  1. ¿Pero es que tu imaginación no tiene límites, hija míaaaaaaaa? Consigues sorprenderme todavía y mira que te leo y te leo...

    Un abrazo asombrado ( o dos).

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    1. Eso es porque yo todavía me asombro de mí misma :-)
      Un abrazo, Kayla. Y feliz cumpleblog.

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  2. Tremendo relato, siempre consigues en pocas palabras contundencia en tus textos y por supuesto en la ilustración...

    Besicos salados,guapa.

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    1. Este micro ha salido durillo. Y la ilustración otro tanto.

      Un abrazo, Cabopá.

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  3. Ilustración y relato impactantes
    Saludos

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    1. Me imagino que la realidad diaria en esas zonas marginados debe ser impactante.
      Un saludo, Mei.

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  4. Espeluznante micro.
    Y extraordinario, Sara, extraordinario.

    Abrazo con aplausos

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    1. Mejor pensar que esas situaciones no se dan en realidad, mejor pensar que solo es un relato negro más.

      Abrazos, Patricia.

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  5. Si, en verdad tiene similitud con el de Victor ( Realidades para lelos) por eso al venir de allí el tuyo me ha pillado" prevenida", Aún así, no carece de genialidad.
    Un saludo

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    1. Sí que son similares en cierta forma. Gracias Rosy por pasarte a leerme y comentar.
      Un saludo.

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  6. Terrible micro, Sara. Y la ilustración, genial.
    Un abrazo!

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    1. Gracias, Ana. La ilustración la realicé para una revista de La Esfera Cultural hace tiempo. Ahora la he traído aquí (aunque con alguna variante) para ponerle cara y color a este texto.
      Un abrazo.

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  7. Qué ilustración tan dura, y que micro tan fuerte.
    Como siempre genial Sara.

    Un abrazo desde mi mar.

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    1. Imagen y texto van de la mano.
      Gracias, Yashira.
      Un abrazo desde este mar que me acompaña.

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  8. Un micro llevado al límite, Sara. Qué bueno y qué bien descrito el final. Y una ilustración a la altura. Felicidades.

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    1. Gracias, Miguelángel. ¿Sabes? "Al límite", ese fue uno de los títulos que barajé para el micro. Pero preferí que a esa valoración lleguéis los lectores. Personajes que llegan al límite; unos deciden cruzarlo y otros se quedan ahí.
      Un abrazo.

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  9. Para suicidarse hay que ser valiente; quizá por ello hay diferentes velocidades. La frase "y aunque me moría por meterme otra dosis", más allá del mensaje que deja, tiene una carga de profundidad brutal.

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    1. Hay que ser valiente para quitarse la vida y cobarde para decidir quitárnosla. Es más fácil dejar que sea otro el que apriete el gatillo, el que cargue con ese gesto...

      Gracias por tu visita, Amando, que siempre me alegra.

      Un abrazo.

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  10. Como diría nuestro amigo Inopio..... Más vale morir que perder la vida :)
    Un besote Sara

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  11. Esa frase de Inopio sí que es apropiada para esta historia.
    "Más vale morir que perder la vida".
    Un beso, Cormorán.

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  12. Extremadamente duro y con una imágen muy potente que lo acompaña.

    Buf!, ¡tremendo!.

    Besos querida.

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  13. Sí, es tremendamente duro y la ilustración lo acompaña de una forma muy expresiva.

    Besitos

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