El bloqueo es pétreo, impermeable, sin poros. Puede decirse que es el spray paralizador del alma. Hay quien suscribiría sin reservas esa definición, pero no es más que una aproximación. El bloqueo no aletarga el alma entera, aunque algunos así lo vivan, sino su superficie, aquella parte por la que sale traducido el mundo íntimo. El bloqueo tapa y esconde, estrangula y ahoga. El experto en bloqueos no se siente vacío al sufrirlos, a diferencia del principiante. Todo lo contrario. El río interior se agita más en esos momentos, se vuelve violento y se torna remolino al no encontrar salida. La forma del bloqueo, en mi caso, es el silencio, o unos breves latigazos mecánicos que suenan como falsos ecos de lo que el bloqueo mantiene a raya. Así la cola de la salamanquesa al cortarla se agita llorando la vida que no tiene. El bloqueo duele de dos modos, según se sea aspirante o iniciado. El dolor del primero es sordo, tanto que a veces se siente meses o años después, o bien, si el iniciado es fino, adopta la forma del dolor por la ausencia del dolor ( " entre la nada y la pena elijo la pena " ). El dolor del entendido, del experto, es violento, tiene los rasgos de una tortura contra la que se sabe que en vano se lucha. No hay resignación y se quiere apurar hasta la última gota lacerante para conocer mejor al enemigo. Así se aprende que las batallas contra el bloqueo han de librarse cuando él no está. Pretender pelear cuerpo a cuerpo es destrozarse, reventarse contra el muro. Se trata de una guerra sutil, de una labor de zapa, llevada a cabo por los ejercitos del sentimiento y la inteligencia. La última crueldad que realiza el bloqueo es su retirada. Desaparece siempre cuando ya es tarde para nosotros, dejándonos sin saber qué hacer con el agua agitada del alma y con un sabor de ceniza en la boca...
Quiero creer que hay una parte de nosotros inmutable a los bloqueos, una esencia inalterable que perdura, a pesar de nuestras vicisitudes. Como cuando dices "El bloqueo no aletarga el alma entera, aunque algunos así lo vivan, sino su superficie".
Sara: Por casualidad, en estos días hemos coincidido en subir entradas que reflejan vidas coartadas, vidas sin explosión, vidas desperdiciadas. Eso me gusta (no esa vida, claro), pues me hace sentir que nuestras cuerdas vibran en la misma nota... aunque sea por un momento. Un beso enorme. HD
Humberto, veo que hemos coincidido en temática, sí. Las oportunidades sí llegan, como bien dice tu cuento "La hora", solo que no estamos atentos a ellas, y las dejamos pasar... Un abrazo.
El bloqueo es pétreo, impermeable, sin poros. Puede decirse que es el spray paralizador del alma. Hay quien suscribiría sin reservas esa definición, pero no es más que una aproximación. El bloqueo no aletarga el alma entera, aunque algunos así lo vivan, sino su superficie, aquella parte por la que sale traducido el mundo íntimo.
ResponderEliminarEl bloqueo tapa y esconde, estrangula y ahoga. El experto en bloqueos no se siente vacío al sufrirlos, a diferencia del principiante. Todo lo contrario. El río interior se agita más en esos momentos, se vuelve violento y se torna remolino al no encontrar salida.
La forma del bloqueo, en mi caso, es el silencio, o unos breves latigazos mecánicos que suenan como falsos ecos de lo que el bloqueo mantiene a raya. Así la cola de la salamanquesa al cortarla se agita llorando la vida que no tiene.
El bloqueo duele de dos modos, según se sea aspirante o iniciado. El dolor del primero es sordo, tanto que a veces se siente meses o años después, o bien, si el iniciado es fino, adopta la forma del dolor por la ausencia del dolor ( " entre la nada y la pena elijo la pena " ). El dolor del entendido, del experto, es violento, tiene los rasgos de una tortura contra la que se sabe que en vano se lucha. No hay resignación y se quiere apurar hasta la última gota lacerante para conocer mejor al enemigo. Así se aprende que las batallas contra el bloqueo han de librarse cuando él no está. Pretender pelear cuerpo a cuerpo es destrozarse, reventarse contra el muro. Se trata de una guerra sutil, de una labor de zapa, llevada a cabo por los ejercitos del sentimiento y la inteligencia. La última crueldad que realiza el bloqueo es su retirada. Desaparece siempre cuando ya es tarde para nosotros, dejándonos sin saber qué hacer con el agua agitada del alma y con un sabor de ceniza en la boca...
Un beso.
Quiero creer que hay una parte de nosotros inmutable a los bloqueos, una esencia inalterable que perdura, a pesar de nuestras vicisitudes. Como cuando dices "El bloqueo no aletarga el alma entera, aunque algunos así lo vivan, sino su superficie".
EliminarGracias por dejar aquí tus certeras reflexiones.
Un abrazo fuerte.
Estas en todas partes, menudo verano
ResponderEliminarEs increíble esto de estar en todas partes sin moverse de casa.
EliminarGracias, Luisa por pasarte a leerme.
Besos.
Muy bueno Sara.
ResponderEliminarUn abrazo veraniego.
Gracias, Albada.
EliminarOtro abrazo veraniego con nubes y viento ¡qué alivio! :-)
Sara:
ResponderEliminarPor casualidad, en estos días hemos coincidido en subir entradas que reflejan vidas coartadas, vidas sin explosión, vidas desperdiciadas. Eso me gusta (no esa vida, claro), pues me hace sentir que nuestras cuerdas vibran en la misma nota... aunque sea por un momento.
Un beso enorme.
HD
Humberto, veo que hemos coincidido en temática, sí. Las oportunidades sí llegan, como bien dice tu cuento "La hora", solo que no estamos atentos a ellas, y las dejamos pasar...
EliminarUn abrazo.
Pues vamos al tema.
ResponderEliminarGracias por pasarte a leer, Cybrghost. Un saludo.
EliminarHe conseguido visitar el microrrelatista ¡muy bueno, de verdad!, allí dejé mi comentario.
ResponderEliminarSobre el matrimonio en crisis ---¡ja,ja!...¡me encanta ese tipo de humor!. ¡Es un anfibio!...ja,ja ¡sumamente agudo!.
Besos desde mi conexión a 3 bytes por hora....tic,tac,tic,tac
Un micro más denso y oscuro, y otro lleno de humor. Un poquito de todo.
ResponderEliminarPaciencia con esa conexión. Y felices vacaciones.
Un abrazo.
Mil gracias, mil besos.
ResponderEliminarPor allí te he visitado.
ResponderEliminarBesitos