Los fines de semana los pasaba en casa con ella, en esa confortable
rutina de lo conocido. Desayunaban debatiendo opiniones entre página y página
de un periódico, daban largos paseos vestidos en chándal y se duchaban juntos
al volver, preparaban la comida echándose los trastos para luego hacer las
paces en la siesta… Él lo disfrutaba
tanto que los lunes, mientras volaba en avión de vuelta a su trabajo, no dejaba
de pensar en que, otra vez, había engañado a su amante con su mujer.
"Pases" me suena muy melódico, pero creo que quisiste decir "paces" ;)
ResponderEliminarNo está mal eso de engañar a la amante con lo que hay en casa, con lo conocido, con la de siempre, con la que recorrerías medio mundo en avión ...si es que no tuviera que emigrar todos los lunes.
Buen desarrollo para la sorpresa final y una ilustración muy al estilo de otras que ya te he visto parecidas.
Besos Sara.
Vaya error se me ha "pasado" :-) Gracias.
EliminarCada una tendrá lo suyo... En realidad puede que a ese hombre le cueste estar solo.
Y la ilustración es un "remake" de otra que realicé en su día.
Un abrazo, Laura.
Una descripción idílica que no hace para nada sospechar el final tan sorprendente...
ResponderEliminarMuy bueno, amiga
Besicos
Gracias, Cabopá.
EliminarBesos.
Entonces... ¿para qué necesita a la amante? Se supone que las/los amantes han de proporcionar aquello que se supone que uno no tiene en casa (puede ser que lo tenga y la haya perdido y solo haya que encontrarlo). Insisto, ¿para qué?
ResponderEliminarMe gusta mucho el micro, es algo así como lo que pasa un poco antes de que el prota descubre que la amante ya no es necesaria. Muy interesante
Puede que en la amante busque otra cosa, o simplemente no pasar solo los días que no está con su mujer. A veces, cuando se tienen dos cosas, cuesta renunciar a una de ellas :-)
EliminarUn abrazo, Luisa.
Sara, si ya es difícil mantener una relación no me quiero ni imaginar dos, y menos aún sentirse culpable por engañar a la otra. No sé cuestiones de difícil explicación.
ResponderEliminarMe ha gustado esa vuelta de tuerca a lo establecido.
Besos.
Nunca se sabe que lleva a la gente a mantener este tipo de relaciones. Pero lo importante es darle la vuelta y verlo diferente.
EliminarBesos.
Cuántas veces se ha dicho que las aventuras son las que mantienen muchos matrimonios... Pues en este caso parece al revés. Es lo que tiene ser original: se va a contracorriente.
ResponderEliminar¡Me gusta la gente original!
Un beso para la creativa Sara.
Sí, hay que ser original y auténtico. Por eso, lo mejor es no engañar :-)
EliminarBesos.
Y bueno, si disfruta de las dos... Habrá que preguntarles a las involucradas, no?
ResponderEliminarBuenísimo tu micro, Sara. Y la ilustración, por supuesto.
Un beso!
Sí, sería interesante saber la versión que ellas dan de la historia.
EliminarGracias, Ana. Un abrazo.
Y la culpa parece perseguirlo igual. Buenísimo Sara! Me gustó mucho Slaudos van!
ResponderEliminarEsa culpa de lo prohibido parece que le da más "morbo" a la relación jaja. Gracias, Sandra.
EliminarUn abrazo.
Se engaña él.
ResponderEliminarCuánto extraño no poder visitar los blogs amigos a diario. Sobre todo el tuyo. Me gusta esa descripción de lo cotiano que tiene tu texto, de lo que realmente nos hace felices, las pequeñas cosas, los pequeños detalles. De eso se compone para mí la felicidad. Pero pienso igual que Cybrghost, se engaño él. Un beso.
ResponderEliminarClap, clap, clap. ¡Fuerte el aplauso!
ResponderEliminarMe encantó: todos los condimentos de un excelente microcuento.
¡Felicitaciones!
Saludos...
Me ha gustado mucho. La primera parte me ha recordado esa canción de Paloma San Basilio, creo que se titulaba "Juntos". Y el giro final me encanta.
ResponderEliminarsaludillos
La verdad no deseo disertar o preguntar sobre lo escrito, simplemente hacerlo plausible y sorprenderme de la imaginacion. Mayor dotación del hombre
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