Déjala a ella que sea
pájaro, ¿no ves que planea con los brazos como si de un momento a otro fuese a
volar? Tú puedes ser el cazador, eres diestro con el tirachinas. Yo seré la
cocinera.
Ilustración dedicada a Mar Horno, del blog Maremotos.
Me parece un micro muy inteligente: la cadena alimenticia, el primer oficio del hombre para sobrevivir. Estos niños representan, sin saberlo, el instinto primitivo, básico de cualquier animal: comer, matar para comer. Me parece muy bueno por eso, porque no matan por placer (como ahora puede hacer el ser humano), sino que piensan en cocinar su presa. No les mueve un instinto cruel o asesino, sino natural. Menudo rollo para decirte que me ha gustado.
Mejor no lo podías explicar, Petra. En la vida cada cual toma el rol que más de adapta a su personalidad y habilidades. Y la cocinera también parece que es la que manda :-) Me alegra que te guste la ilustración. A veces es agradable dejar de lado la rigidez del rotring para dar paso a los lápices de colores. Un abrazo.
Buen juego de roles. Lo siento por la niña, que encima de apedreada va a ser engullida. Cazador, presa = comida. Algo que la naturaleza tiene bien aprendido.
Nos queda pensar que solo son roles imaginarios. Como Daniel y su amigo que juegan a los Gormitis y se lanzan sus superpoderes: "Martillo de fuego" dice uno. "Puñetazo sísmico" dice el otro: "Bola criogenizante" jajaja y así. Un abrazo, Laura.
Me gusta el relato pero prefiero pensar que es un juego de supervivencia, porque la crueldad de los niños hacia los que son diferentes me da más miedo que la de los adultos. La ilustración es preciosa, le va que "ni pintada" al relato de Mar. Un beso
Hola Sara, muchas gracias por esa dedicatoria, pero también por esa ilustración maravillosa, con esas plumas doradas. Ahora, te digo que el micro tiene tela, tela, brutal. Es un texto muy inquietante, con varias interpretaciones. Mil perdones pido por llegar tan tarde. Es como si este año fuese a cámara lenta, como si mi tiempo se perdiese por un agujero de mi bolsillo y cuando quiero darme cuenta es de noche y tengo que acostarme. Pero olvidaros no os olvido. Un beso.
Mientras dibujaba a la niña pensaba que seguramente de mayor se había convertido en la mujer-pájaro de tu cuento, (un micro que me gustó muchísimo). Este año también yo voy con otro ritmo, como si las horas del día no alcanzaran para hacer lo que quiero hacer. Y hay días en que me relajo y digo, pues vale, si hoy no escribo, si no dibujo, no pasa nada... Un fuerte abrazo.
Qué me gusta. Tres frases y tres giros.
ResponderEliminarAsí es, un giro lleva a otro y se fortalecen mutuamente.
EliminarUn abrazo, Elisa.
Me gusta, me gusta mucho.
ResponderEliminarGenial Sara. Seguro que a Mar le va a encantar.
Fuerte abrazo.
Gracias, Yolanda. No es la mitad de bueno que el de Mar, pero es lo que salió espontáneamente con su frase: un juego de niños...
EliminarUn abrazo.
Muy bueno. ambos prestos a cazarla y comérsela ja...
ResponderEliminarSAludos.
Y seguro que ella seguía muy feliz aleteando con los brazos sin enterarse de nada...
EliminarUn saludo.
Me parece un micro muy inteligente: la cadena alimenticia, el primer oficio del hombre para sobrevivir. Estos niños representan, sin saberlo, el instinto primitivo, básico de cualquier animal: comer, matar para comer. Me parece muy bueno por eso, porque no matan por placer (como ahora puede hacer el ser humano), sino que piensan en cocinar su presa. No les mueve un instinto cruel o asesino, sino natural.
ResponderEliminarMenudo rollo para decirte que me ha gustado.
Un beso, Sara.
¡Ah!, la ilustración perfectamente ambientada y muy original: el movimiento, el disfraz representan perfectamente los juegos infantiles.
EliminarMejor no lo podías explicar, Petra. En la vida cada cual toma el rol que más de adapta a su personalidad y habilidades. Y la cocinera también parece que es la que manda :-)
EliminarMe alegra que te guste la ilustración. A veces es agradable dejar de lado la rigidez del rotring para dar paso a los lápices de colores.
Un abrazo.
Una cruda metáfora cubierta de juego sobre lo que se opina de los que tratan de volar. O al menos yo la veo.
ResponderEliminarEs verdad, siempre se tiende a lograr que pongan de una vez los pies en el suelo aquellos que están todo el día en las nubes.
EliminarUn abrazo.
Buen juego de roles. Lo siento por la niña, que encima de apedreada va a ser engullida. Cazador, presa = comida. Algo que la naturaleza tiene bien aprendido.
ResponderEliminarMe encanta la ilustración ¡muy bella!.
Besos Sara.
Nos queda pensar que solo son roles imaginarios. Como Daniel y su amigo que juegan a los Gormitis y se lanzan sus superpoderes: "Martillo de fuego" dice uno. "Puñetazo sísmico" dice el otro: "Bola criogenizante" jajaja y así.
EliminarUn abrazo, Laura.
Los juegos infantiles, ponerse en la piel. La magia de sentirse libre para ser pájaro o cazador, cocinero o ave de mesa.
ResponderEliminarEl dibujo me ha parecido infantilmente tierno.
Un abrazo.
La libertad de dejar aflorar los instintos y decir lo que uno piensa sin limitaciones tan propio de la infancia...
EliminarGracias, Albada. Un abrazo.
Me gusta el relato pero prefiero pensar que es un juego de supervivencia, porque la crueldad de los niños hacia los que son diferentes me da más miedo que la de los adultos.
ResponderEliminarLa ilustración es preciosa, le va que "ni pintada" al relato de Mar.
Un beso
En un hiperbreve con múltiples lecturas.
EliminarEn la ilustración a mí también me pareció ver al personaje del cuento de Mar.
Un beso.
Sara, los niños y sus juegos, hasta aquí quiero imaginar. Y es que a ciertas edades lo imitan todo, incluso lo de cazar.
ResponderEliminarBuen homenaje a Mar.
Abrazos.
Por eso es tan importante que los mayores les demos buenos ejemplos.
EliminarUn abrazo.
Me gusta, y me encanta la ilustración. Espero que Mar no deje de volar y tú tampoco Sara...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Nunca hay que dejar de volar, aunque nuestros pies no se despeguen de la tierra.
EliminarGracias, Rosa. Un abrazo.
Hola Sara, muchas gracias por esa dedicatoria, pero también por esa ilustración maravillosa, con esas plumas doradas. Ahora, te digo que el micro tiene tela, tela, brutal. Es un texto muy inquietante, con varias interpretaciones. Mil perdones pido por llegar tan tarde. Es como si este año fuese a cámara lenta, como si mi tiempo se perdiese por un agujero de mi bolsillo y cuando quiero darme cuenta es de noche y tengo que acostarme. Pero olvidaros no os olvido. Un beso.
ResponderEliminarMientras dibujaba a la niña pensaba que seguramente de mayor se había convertido en la mujer-pájaro de tu cuento, (un micro que me gustó muchísimo).
EliminarEste año también yo voy con otro ritmo, como si las horas del día no alcanzaran para hacer lo que quiero hacer. Y hay días en que me relajo y digo, pues vale, si hoy no escribo, si no dibujo, no pasa nada...
Un fuerte abrazo.
Creo que es un buen homenaje a Mar. Y la ilustración es preciosa. El micro tiene varias lecturas que es lo interesante.
ResponderEliminarAbrazos
El micro deja una sensación incómoda al leerlo. Para pensar.
EliminarGracias Elena por tu comentario. Un abrazo.